viernes, 8 de junio de 2012

SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI EN SEVILLA 7 DE JUNIO DE 2012

Os traigo una selección de imágenes de los altares que se pusieron en el recorrido del Corpus de ayer en Sevilla:




















Ahora los pasos que formaron parte de la Procesión:


San Fernando. Patrón de Sevilla


Santa Ángela de la Cruz, Fundadora de las Hermanitas de la Cruz, nuestra santa más reciente y muy querida, ella y sus hijas en Sevilla
Ángela nació en Sevilla el año 1846, de familia numerosa y pobre, trabajadora y piadosa. Desde muy joven trabajó en un taller de zapatería, a la vez que se entregaba al servicio de los más pobres y marginados. Bajo la guía de un experto confesor, el P. Torres, intentó hacerse religiosa, hasta que comprendió que el Señor la llamaba a fundar una congregación, la Compañía de Hermanas de la Cruz, que, viviendo en gran austeridad, atendían a enfermos y menesterosos. A pesar de no tener estudios, dejó escritos de gran profundidad. Su vida y espiritualidad tienen rasgos franciscanos muy marcados. Murió el 2 de marzo de 1932 en Sevilla. Juan Pablo II la beatificó el 5 de noviembre de 1982 y la canonizó en 2003.


Santas Justa y Rufina, protectoras de la Giralda y la Catedral,
Las Santas Justa y Rufina eran hermanas, procedentes de una modesta familia de fuertes convicciones cristinas en la época de la dominación romana en España. Según cuenta la leyenda, durante los festejos callejeros en honor a Venus, donde se recogían donativos para las fiestas y se obligaba a su adoración. Las hermanas se negaron a aportarlos y a adorarlo, llegando a enfrentarse con sus portadoras, llegando el mismo a romperse.
Diogeniano, prefecto de Sevilla, las encarceló, induciéndoles a abandonar la fe cristiana, so pena de crueles martirios. Las santas se opusieron con gran valor a las inicuas propuestas del Prefecto, afirmando que ellas sólo adoraban a Jesucristo.
El Prefecto mandó que las torturasen con garfios de hierro y en el potro, creyendo que cederían ante los tormentos, pero ellas soportaban todo. Mandó entonces a encerrarlas en una lóbrega cárcel, que se cree fue en los terrenos del actual Santuario de María Auxiliadora, que allí las atormentasen lentamente con hambre y con sed.
Al ver que no cedían, obligó a las santas a ir andando descalzas hasta Sierra Morena, pero tampoco las doblegó. Tras ello las mandó encarcelas hasta su muerte, siendo Santa Justa la primera en morir, siendo su cuerpo tirado en un pozo, siendo rescatado el mismo por el obispo Sabino.
El Prefecto creyó que, estando sola, seria más fácil doblegar a Rufina. Pero al no conseguir nada, mandó llevarla al anfiteatro y echarle un león furioso para que la despedazase. E
l león se acercó a Rufina y se contentó con blandir la cola y lamerle los vestidos como un corderillo. Enfurecido el Prefecto, mandó degollarla y quemar su cuerpo, pero de nuevo el obispo Sabino recogió las cenizas y las enterró junto a su hermana en el año 287.
Desde entonces su Fe alcanzó fama mundial, siendo nombradas Patronas de Sevilla, además de los gremios de alfareros y cacharreros y siendo su onomástica el 17 de julio, aunque en otras provincias se celebra el 19 del mismo mes.


San Leandro

Arzobispo
(año 600)


Leandro significa: hombre con fuerza de león. (Le = león, Andro = fuerza).
San Leandro se ha hecho famoso porque fue el que logró que se convirtieran al catolicismo las tribus de visigodos que invadieron a España y el que logró que su rey se hiciera un fervoroso creyente.
Su madre era hija Teodorico, rey de los Ostrogodos, que invadieron a Italia. Tuvo tres hermanos santos. San Fulgencio, obispo de Ecija. San Isidoro, que fue el sucesor de Leandro en el arzobispado de Sevilla, y Santa Florentina.
Desde niño se distinguió Leandro por su facilidad para hablar en público y por la enrome simpatía de su personalidad. Siendo muy joven entró de monje a un convento de Sevilla y se dedicó a la oración, al estudio ya la meditación.
Cuando murió el obispo de Sevilla, el pueblo y los sacerdotes lo eligieron a él para que lo reemplazara. Desde entonces Leandro se dedicó por completo a convertir a los arrianos, esos herejes que negaban que Jesucristo es Dios. El rey de los visigodos, Leovigildo, era arriano, pero San Leandro obtuvo que el hijo del rey, San Hermenegildo, se hiciera católico. Esto disgustó enormemente al arriano Leovigildo, el cual mandó matar a Hermenegildo. El joven heredero del trono prefirió la muerte antes que renunciar a su verdadera religión y murió mártir. La Iglesia lo ha declarado santo. La conversión de Hermenegildo fue un fruto de las oraciones y de las enseñanzas de San Leandro.
Leandro fue enviado con una embajada o delegación a Constantinopla y allá trabó amistad con San Gregorio Magno, que era embajador del Sumo Pontífice. Desde entonces estos dos grandes santos y sabios tuvieron una gran amistad que fue de mucho provecho para el uno y el otro. Se escribían, se consultaban y se aconsejaban frecuentemente. Y se cumplió lo que dice la Sagrada Escritura: "Encontrar un buen amigo, es mejor que encontrar un tesoro".
El rey desterró al obispo Leandro por haber convertido a Hermenegildo al catolicismo. Y el santo aprovechó el destierro para escribir dos libros contra el arrianismo, probando que Jesucristo sí es verdadero Dios y que los herejes que dicen que Cristo no es Dios, están totalmente equivocados.
El rey Leovigildo estando moribundo se dio cuenta de la injusticia que había hecho al desterrar a Leandro y lo mandó volver de España y antes de morir le recomendó que se encargara de la educación de su hijo y nuevo rey de España, Recaredo. Y esto fue algo providencial, porque el santo obispo se dedicó a instruir sumamente bien en la religión a Recaredo y lo hizo un gran católico. Y luego San Leandro demostró tal sabiduría en sus discusiones con los jefes arrianos que logró convertirlos al catolicismo. Y así toda España se hizo católica: El rey Recaredo , sus ministros y gobernadores y los jefes de los arrianos. El que más alegría sintió por esto fue el Sumo Pontífice San Gregorio Magno, el cual envió a San Leandro una carta de felicitación y lo nombró Arzobispo.
San Leandro reunió a todos los obispos de España en un Concilio en Toledo y allí dictaron leyes sumamente sabias para obtener la santificación de los sacerdotes, y el buen comportamiento de los fieles católicos. Para recordarle a la gente que Jesucristo es Dios como el Padre y el Espíritu Santo, mandó este buen arzobispo que en la Santa Misa se recitara el Credo que ahora se dice en las Misas de los domingos (costumbre que después siguió la Iglesia católica en todo el mundo).
Dios, a las personas que quiere hacer llegar a mayor santidad las hace sufrir más, para que ganen más premios en el cielo. San Leandro sufrió de muchas enfermedades con gran paciencia. Y uno de los males que más lo atormentó fue la gota, en las piernas (o inflamación dolorosa de las articulaciones por cristalización del ácido úrico). El Papa San Gregorio, que también sufría de ese mismo mal, le escribió diciéndole: "Dichosa enfermedad que nos hace ganar méritos para el cielo y al obligarnos a estar quietos nos brinda la ocasión de dedicarnos más al estudio y a la oración".
San Leandro murió en el año 596 y España lo ha considerado siempre como un gran benefactor y como Doctor de la Iglesia.
San Leandro bendito: que también los gobernantes de ahora se conviertan como tu discípulo Recaredo, en fervientes católicos. Amen.
Quien aparta a un pecador de su mal camino, asegura su propia salvación (Apóstol Santiago)



San Isidoro,
Arzobispo de Sevilla
(año 636)
Isidoro significa: "Regalo de la divinidad (Isis: divinidad. Doro: regalo).
Nació en Sevilla en el año 556. Era el menor de cuatro hermanos, todos los cuales fueron santos y tres de ellos obispos. San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina se llamaron sus hermanos.
Su hermano mayor, San Leandro, que era obispo de Sevilla, se encargó de su educación obteniendo que Isidoro adquiriera el hábito o costumbre de dedicar mucho tiempo a estudiar y leer, lo cual le fue de gran provecho para toda la vida.
Al morir Leandro, lo reemplazó Isidoro como obispo de Sevilla, y duró 38 años ejerciendo aquel cargo, con gran brillo y notables éxitos.
Isidoro fue el obispo más sabio de su tiempo en España. Poseía la mejor biblioteca de la nación. Escribió varios libros que se hicieron famosos y fueron muy leídos por varios siglos como por ej. Las Etimologías, que se pueden llamar el Primer Diccionario que se hizo en Europa. También escribió La Historia de los Visigodos y biografías de hombres ilustres.
San Isidoro es como un puente entre la Edad Antigua que se acababa y la Edad Media que empezaba. Su influencia fue muy grande en toda Europa y especialísimamente en España, y su ejemplo llevó a muchos a dedicar sus tiempos libres al estudio y a las buenas lecturas.
Fue la figura principal en el Concilio de Toledo (año 633) del cual salieron leyes importantísimas para toda la Iglesia de España y que contribuyeron muy fuertemente a mantener firme la religiosidad en el país.
Se preocupaba mucho porque el clero fuera muy bien instruido y para eso se esforzó porque en cada diócesis hubiera un colegio para preparar a los futuros sacerdotes, lo cual fue como una preparación a los seminarios que siglos más tarde se iban a fundar en todas partes.
Dice San Ildefonso que "la facilidad de palabra era tan admirable en San Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas".
Su amor a los pobres era inmenso, y como sus limosnas eran tan generosas, su palacio se veía continuamente visitado por gentes necesitadas que llegaban a pedir y recibir ayudas. De todas las ciencias la que más le agradaba y más recomendaba era el estudio de la Sagrada Biblia, y escribió unos comentarios acerca de cada uno de los libros de la S. Biblia. Cuando sintió que iba a morir, pidió perdón públicamente por todas las faltas de su vida pasada y suplicó al pueblo que rogara por él a Dios. A los 80 años de edad murió, el 4 de abril del año 636.


La Inmaculada,


La Custodia chica, con una reliquia de la Santa Espina,


El Niño Jesús, 


La Custodia de Arfe


Y para terminar, El Señor de la Sagrada Cena en su paso, altar del Palacio Arzobispal, en su recorrido de vuelta a su templo:




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