jueves, 14 de junio de 2012

Mes de Junio, mes del Corazón de Jesús



DIA 14 vo

DIA PARA MEDITAR ACERCA DEL SUFRIMIENTO
(Del libro mes del Sagrado Corazón de Jesús)

El Señor llama a algunas almas a unión más íntima con El, 
a participar de sus trabajos y sufrimientos.
Estas almas son amadas desde Jesús más de lo que nos podamos imaginar,
Encontrando en ellas sus delicias.

“El alma que ama desea sufrir y el sufrimiento aumenta el amor.
El Amor y el sufrimiento unen al alma estrechamente con Dios 
hasta hacerla una misma cosa con El”.

Las almas que sufren con amor verán grandes cosas, 
no digo en el tiempo, pero si en la eternidad.

El sufrimientos asusta al alma, pero reflexiona que quizá 
al sufrimiento están ligados la salvación de un alma… 
el vencimiento de una tentación…
el logro de una vocación…
la conversión de un pagano…
El está contigo para sostenerte y ayudarte.

“Alma mía si estás dispuesta a sufrir, vamos a sufrir los dos,
No tengas miedo de sufrir, es un tesoro para ti y para las almas.
Cuando sufres eres mi consuelo y mi descanso”.

El sufrimiento:
cuando mas escondido, mas provechoso;
cuanto mas silencioso, más meritorio;
cuanto mas disimulado, mas amado del Corazón de Cristo.

Quiero “sufrir en silencio y sin ansiedad”
quiero “sufrir para que el sufrimiento aumente el amor”
quiero “sufrir con mucho amor para provecho de las almas”

Corazón de mi Jesús:

Que “mis sufrimientos sirvan de reparación por los pecados”
Que “sufra en lo que más me cueste, en reparación de los pecados del mundo”
Que “mis sufrimientos te descansen y yo descanse en Ti”

Practica: 
No rechaces hoy ningún sufrimiento, 
acógelo con entusiasmo sea el que fuere…
frío…calor…dolor…sequedad… 

La Madre Teresa de Calcuta decía acerca del sufrimiento:

“Recuerden que la Pasión de Cristo desemboca siempre en la alegría de la Resurrección, 
para que cuando sientan en su corazón los sufrimientos de Cristo, 
tengan bien presente que luego llegará la resurrección”.

Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, 
llamándonos para que nos volvamos a Él, 
y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, 
sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.

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