"Queridos
hijos, con amor materno les ruego: entréguenme sus corazones para
poder ofrecerlos a mi Hijo y liberarlos, liberarlos de todo aquel mal
que, cada vez más, los aprisiona y los aleja del único bien, de mi Hijo,
liberarlos de todo lo que los lleva por el camino equivocado y les
quita la paz. Yo deseo conducirlos a la libertad prometida por mi Hijo,
porque quiero que aquí se cumpla plenamente la voluntad de Dios. Para
que por medio de la reconciliación con el Padre Celestial, a través del
ayuno y la oración, nazcan apóstoles del amor de Dios, apóstoles que,
libremente y con amor, difundirán el amor de Dios a mis hijos, apóstoles
que difundirán el amor de la confianza en el Padre Celestial, y abrirán
las puertas del Paraíso. Queridos hijos, ofrezcan a sus pastores la
alegría del amor y del apoyo, que mi Hijo ha pedido a ellos dárselos a
ustedes. ¡Les agradezco!
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