Jesus nos dice:
Mis ojos están fijos en ti, no esquives mi mirada, sé que me buscas para contarme, pero no encuentras
palabras; palabras que, según tú, lleguen a mi Divino
Corazón. Sabes que lo sé todo. Sé lo que deseas pedirme,
pero no sabes cómo hacerlo.
Conozco tu inutilidad, tu impotencia pero no te
preocupes que he venido a ti para ayudarte, para
sostenerte, porque te amo.
Sé de tu tristeza, tristeza que ha robado la alegría de tu
corazón.
Sé de tus vacíos, vacíos que, aún, no has llenado porque
no te has acercado a Mí.
Sé de las heridas de tu corazón, corazón golpeado,
maltratado.
Sé de las personas que necesitas perdonar, perdonar
porque te han utilizado, porque han abusado de la bondad
que hay en ti.
Sé de tus miedos, miedos a la soledad, miedo a la pérdida
del ser que más amas, del ser que más te ha acompañado
en tu vida, del ser que más te ha ayudado, porque conoce
de tus problemas, de tu situación.
Sé de tus enfermedades, enfermedades que, aún, no han
sido sanadas, pero estoy aquí para que recobres la salud.
Sé de tus problemas económicos, problemas que te hacen
llorar, desesperar. Yo soy la abundancia, la riqueza en la
estrechez. Te daré amplitud.
Sé de tus luchas, luchas por dejar ese pecado que te
oprime, que te esclaviza, que te aleja de Mí.
Abandónate en los brazos de mi Padre, porque
abandonándote en Él, te abandonas en Mí.
Quien me ve, ve a mi Padre.
En tu desolación abandónate en Mí, que te daré alegría.
En tus fracasos abandónate en Mí, que te descubriré
secretos para que obtengáis éxitos.
En tu dolor abandónate en Mí, que lo mitigaré con la
medicina de mi amor.
En tus miedos abandónate en Mí, que te protegeré,
guardándote en mi Divino Corazón.
En tu cansancio abandónate en Mí, que daré reposo a tu
espíritu fatigado.
En tus proyectos abandónate en Mí, que te descubriré
designios de mi Divina Voluntad.
En tus faltas de perdón abandónate en Mí, que verteré
de los ventrículos de mi Divino corazón, óleo de sanación
que te abrirá al perdón.
En tu soledad abandónate en Mí, que seré compañero en
tu peregrinar.
En tu enfermedad abandónate en Mí, soy el médico
Divino que te sanará, aun, si no existiese cura para tu
mal.
En tus penurias y escasez de pan abandónate en Mí, que
así como las aves del cielo, no siegan ni trabajan y Yo las
alimento, te alimentaré a ti que eres creado a mi imagen y
semejanza.
palabras; palabras que, según tú, lleguen a mi Divino
Corazón. Sabes que lo sé todo. Sé lo que deseas pedirme,
pero no sabes cómo hacerlo.
Conozco tu inutilidad, tu impotencia pero no te
preocupes que he venido a ti para ayudarte, para
sostenerte, porque te amo.
Sé de tu tristeza, tristeza que ha robado la alegría de tu
corazón.
Sé de tus vacíos, vacíos que, aún, no has llenado porque
no te has acercado a Mí.
Sé de las heridas de tu corazón, corazón golpeado,
maltratado.
Sé de las personas que necesitas perdonar, perdonar
porque te han utilizado, porque han abusado de la bondad
que hay en ti.
Sé de tus miedos, miedos a la soledad, miedo a la pérdida
del ser que más amas, del ser que más te ha acompañado
en tu vida, del ser que más te ha ayudado, porque conoce
de tus problemas, de tu situación.
Sé de tus enfermedades, enfermedades que, aún, no han
sido sanadas, pero estoy aquí para que recobres la salud.
Sé de tus problemas económicos, problemas que te hacen
llorar, desesperar. Yo soy la abundancia, la riqueza en la
estrechez. Te daré amplitud.
Sé de tus luchas, luchas por dejar ese pecado que te
oprime, que te esclaviza, que te aleja de Mí.
Abandónate en los brazos de mi Padre, porque
abandonándote en Él, te abandonas en Mí.
Quien me ve, ve a mi Padre.
En tu desolación abandónate en Mí, que te daré alegría.
En tus fracasos abandónate en Mí, que te descubriré
secretos para que obtengáis éxitos.
En tu dolor abandónate en Mí, que lo mitigaré con la
medicina de mi amor.
En tus miedos abandónate en Mí, que te protegeré,
guardándote en mi Divino Corazón.
En tu cansancio abandónate en Mí, que daré reposo a tu
espíritu fatigado.
En tus proyectos abandónate en Mí, que te descubriré
designios de mi Divina Voluntad.
En tus faltas de perdón abandónate en Mí, que verteré
de los ventrículos de mi Divino corazón, óleo de sanación
que te abrirá al perdón.
En tu soledad abandónate en Mí, que seré compañero en
tu peregrinar.
En tu enfermedad abandónate en Mí, soy el médico
Divino que te sanará, aun, si no existiese cura para tu
mal.
En tus penurias y escasez de pan abandónate en Mí, que
así como las aves del cielo, no siegan ni trabajan y Yo las
alimento, te alimentaré a ti que eres creado a mi imagen y
semejanza.
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