María, Madre Inmaculada, nosotros comprendemos tu rechazo y tu denuncia profética del pecado del mundo. Al ser toda pura y sin mancha, percibes con mayor clarid
ad la corrupción y
oscuridad del pecado. Sabes que constituye una fuente envenenada que
arrastra tristezas y muerte por doquier, matando todo espíritu solidario
de unos con otros; que, en lugar de la alegría que brota de la justicia
y del amor, sólo ofrece amargura, corrupción y muerte.
Madre, ayúdanos a seguir tu ejemplo de entrega y solidaridad con la causa del Evangelio: que seamos focos de luz y fuego de amor en la construcción del Reino de Dios.
Madre, ayúdanos a seguir tu ejemplo de entrega y solidaridad con la causa del Evangelio: que seamos focos de luz y fuego de amor en la construcción del Reino de Dios.
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