Evangelio del 26 de mayo,  la Santísima Trinidad
“Hija,
 ¿quién puede comprender y explicar los misterios de Dios? Se llaman 
misterios precisamente porque no pueden ser comprendidos por nuestra 
pequeña inteligencia. Podemos formarnos alguna idea con ejemplos. ¿Has 
visto alguna vez preparar la masa para hacer el pan? ¿qué hace el 
panadero? Toma la harina, la levadura y el agua. Son tres elementos 
distintos: la harina no es la levadura ni el agua; la levadura no es la 
harina ni el agua y el agua no es la harina ni la levadura. Se mezclan 
los tres elementos y se forma una sola sustancia. Por lo tanto, tres 
elementos distintos forman unidos una sola sustancia. Con esta masa se 
hacen tres panes que tienen la misma sustancia pero distintos en la 
forma el uno del otro. Eso es, tres panes distintos el uno del otro pero
 una única sustancia. Así se dice de Dios: Él es uno en la naturaleza, 
Trino en las personas iguales y distintas la una de la otra. El Padre no
 es el Hijo ni el Espíritu Santo; el Espíritu Santo procede del Padre y 
del Hijo. Son tres personas iguales pero distintas. Sin embargo, son un 
solo Dios porque única e idéntica es la naturaleza de Dios”. 
 (Padre Pío de Pietrelcina)
 
 
 
          
      
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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