domingo, 7 de abril de 2013

7 de abril, San Juan Bautista de la Salle.



Es el fundador de los Hermanos Cristianos y nació en Francia 
en 1651, en Reims y murió en Rouen, las dos ciudades que hizo famosas Santa Juana de Arco.
Su vida coincide casi exactamente con los años del famoso rey Luis XIV. Para él, lo imprescindible, lo que constituía su obsesión,
era obtener la salvación del alma de los educandos y hacerlos crecer en la fe.
Juan Bautista había estudiado en el famoso seminario de San Suplicio en París.
Fue ordenado sacerdote y queda encargado de una obra para niños pobres que el santo sacerdote había fundado y un orfelinato para niñas pobres, dirigido por unas hermanitas llamadas de El Niño Jesús.
Allí en esa obra lo esperaba la Divina Providencia para encaminarlo hacia la gran obra que le tenía destinada: ser el reformador
de la educación.

La Salle le dio un viraje de 180 grados a los antiguos métodos
de educación. Antes se enseñaba a cada niño por aparte.
Ahora La Salle los reúne por grupos para darles clases
(en la actualidad eso parece tan natural, pero en aquel tiempo
era una novedad).
La Salle empezó a reunir a sus profesores para instruirlos
en el arte de educar y para formarlos fervorosamente en la vida religiosa.
Y con los más entusiastas fundó la Comunidad de Hermanos
de las Escuelas Cristianas que hoy son unos 15.000 en más de mil colegios en todo el mundo.
Y siguen siendo una autoridad mundial en pedagogía, en el arte
de educar a la juventud.
Siendo de familia muy rica, repartió todos sus bienes entre
los pobres y se dedicó a vivir como un verdadero pobre.

Los últimos años cuando renunció a ser Superior General
de su Congregación, pedía permiso al superior hasta para hacer
los más pequeños gastos.
Su humildad era tan grande que se creía indigno de ser el superior de la comunidad. No se cansaba de recomendar con sus palabras
y sus buenos ejemplos, a sus religiosos y amigos que la preocupación número uno del educador debe ser siempre el tratar de que los educandos crezcan en el amor a Dios y en la caridad hacia el prójimo.

Que cada maestro debe esforzarse con toda su alma por tratar
de que los jovencitos conserven su inocencia si no la han perdido
o que recuperen su amistad con Dios por medio de la conversión
y de un inmenso horror al pecado y a todo lo que pueda hacer daño a la santidad y a todo lo que se oponga a la eterna salvación. Pasaba muchas horas en oración y les insistía a sus religiosos
que lo que más éxito consigue en la labor de un educador es orar, dar buen ejemplo y tratar a todos como Cristo lo recomendó en el evangelio: "haciendo a los demás todo el bien que deseamos
que los demás nos hagan a nosotros".

San Juan Bautista de la Salle murió el 7 de abril de 1619 a los 68 años.
Fue declarado santo por el Sumo Pontífice León XIII en el año 1900.
El Papa Pío XII lo nombró Patrono de los Educadores del mundo entero.

Oremos

Señor Dios nuestro, que elegiste a San Juan Bautista de la Salle para educar cristianamente a la juventud, suscita en tu Iglesia educadores que se consagren por entero a la formación humana
y cristiana de los jóvenes.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
SB.

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