lunes, 18 de marzo de 2013

Pregón de Semana Santa de Sevilla 2013 1





SEVILLA Y EL CREDO MACARENO

¡Sevilla! Llegó el momento de la efusividad de tu fe, de la proclamación verdadera, de la justificación auténtica del Pregón. Alza la voz junto a mí, cógete de mi mano y ven a ver cómo van los niños a jurar las reglas cuando se repite la protestación de fe, cómo acatan su obligación los que se ven amorosamente abandonados por la obligación que significa el crecimiento de su cofradía.
Yo te pido, Sevilla, una profesión de fe como sólo tú sabrás hacerlo. Me la he imaginado yo, pero estoy seguro que lo hiciste en lo íntimo del corazón. En la calle Feria te espero el Viernes por la mañana, cuando las flores de la Virgen de los Dolores del Cerro –nuestra Lola- se han mustiado y la plata de la Candelaria ya no brilla. La calle Feria está recorrida por un cortejo nazareno que aturde los sentidos, lento como miel de torrija y de pestiño. Está pasando el último tramo de cirios, y el estandarte camina cansinamente sobre los adoquines y el asfalto. Es el momento. Sabes manifestarte de mil formas, pero como mejor lo haces es vistiéndote de nazarena.
¡Sevilla, levántate y enciende los cirios apagados, arrebata el estandarte al nazareno penitente y toma tú misma la voz! Hemos venido hasta la Esperanza, y ante ella proclamamos un credo nuevo, pero siempre repetido, el credo de los macarenos, reformulado a nuestra manera. Y así lo confesamos:

¡Sevilla, Sevilla entera
unida en protestación
de fe por la Macarena!
Unir las voces yo quiero
de los que sólo la miran,
y Avemarías no aciertan,
de los que besan sus fotos,
los que al buscarla la encuentran,
de las madres recién madres,
y de las madres de vuelta
de aquellas horas de duelo,
de aquellas noches en vela,
de los padres y los hijos
enredados en pelea,
que suspenden por un rato
sus lances para ir a verla.
¡Sevilla, Sevilla entera
unida en protestación
de fe por la Macarena!
Sevilla diciendo a coro,
“Creo en Dios, porque la hiciera
Creador de la Hermosura
Creador de su Grandeza.
Que hizo el cielo por bajarla
e hizo al bajarla la tierra,
que hizo visible en su nombre
las maravillas excelsas
y en Ella puso invisibles
la Gracia y la Vida eterna.
¡Qué bien suena! ¡Qué bien sale!
con la voz sin temblequera,
Sevilla, Sevilla entera
unida en protestación
de fe por la Macarena!
Creo en Jesucristo, el Hijo
de Dios y de Madreperla,
nacido antes de que el tiempo
en Madrugás se viviera.
Dios de Dios y luz de luz,
Dios por Dios y Luz por Ella.
Dios verdad de Dios verdad
Verdad que en San Gil se muestra,
engendrado, no creado,
hecho de aquella manera
como tiembla la esmeralda
sin que una mano la mueva,
con el Padre Omnipotente
de su igual naturaleza,
del Padre, que lo hizo todo
y en Ella tuvo su meta.
Sevilla reza: “Yo creo
que Cristo pisó las piedras
de la calle San Luis
del Pumarejo y de Feria,
que por nosotros los hombres
y por salvarnos, quisiera
por obra del Santo Espíritu,
sembrarse junto a la acequia
que es Santa María la Virgen
pero aquí se dice Reina.
Que se hizo hombre y se hizo
el Señor de la Sentencia,
y entre Centuria y Pilatos,
y entre gandinga y cornetas,
padeció y fue sepultado
pero fue losa ligera,
que resucita glorioso
antes que nos demos cuenta.
Resucita antes que nadie
y es primicia y es bandera
de esperanzada alegría
por calle Parras de vuelta.
Que Jesús vuelve a la vida
y sube al cielo y se sienta
a la derecha del Padre
y allí permanece y queda
como se queda dormido
con Rosario en su belleza,
y así es más dulce el juicio
y así el Reino manifiesta.
Creemos en el Espíritu
que da vida y nos alienta,
que es paloma que se posa
en la rama y la veleta,
que es del Padre y es del Hijo,
y con ellos se revela,
mientras habla por tus ojos
esa voz de los profetas.
Sevilla, puesta a tus plantas,
creyendo por ti en la Iglesia,
que es Una, Santa, Católica
y Apostólica, confiesa
que se bautiza en los pétalos
que caen de las azoteas,
y así limpia sus pecados
en morada penitencia.
Sevilla espera por ti,
que los que mueren no mueran,
y al llegar tú resuciten
y entonces Sevilla entera,
se una en protestación
de fe por la Macarena.
Sevilla nunca termina
de responder: Que así sea.
cuando recita este Credo
Macareno a su manera.
Ella en el centro de todo.
Sevilla, Sevilla entera,
cuando repite tu nombre
se crucifica y se eleva,
Tu nombre en protestación
de fe por tu nombre auténtica.
Tu nombre como una cruz
y tu nombre por respuesta.
¡Macarena, Macarena, Macarena, Macarena, Macarena!

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