viernes, 7 de diciembre de 2012

El Regalo del Niño Jesús Cuento



 Parte 1: La fiesta

Había una vez… bueno en realidad no fue  hace mucho, fue hace un año. Así que…había hace  un año un niñito llamado Miguel.
Miguel estaba muy emocionado porque su mejor amigo, Rodrigo, iba a cumplir años. Rodrigo cumple años a principios de diciembre y  cada año hace una fiesta el domingo más cercano. Miguel notó que la fiesta de Rodrigo era siempre el primer domingo de adviento. Ese día sus papás sacaban una hermosa corona con velas que llevaban a bendecir a la iglesia.
Miguel esperaba con mucha anticipación la fiesta de Rodrigo y siempre escogía el mejor regalo que podía comprar con sus ahorros. Pero en ésta ocasión había tenido una mejor idea. Él mismo hizo el regalo de su amigo. Como Miguel era bueno para modelar decidió hacer una granja con muchos animalitos y personajes hechos por él mismo. Se pasó semanas formando y pintando con mucho cariño cada muñequito  y luego hizo una casita de granjero con su corral, arbolitos y accesorios en una hermosa maqueta para asegurar que su amigo pasara horas de diversión jugando con ella.
Esa mañana Miguel no podía esperar para entregar su sorpresa. Todo estaba listo: Su ropa especial, su invitación en la chamarra y la enorme caja del regalo con moño y tarjeta. Se bañó y se peinó y hasta convenció a su papá de que le regalara un poco de su colonia favorita. Apresuró a sus papás y hasta ayudó a atarle los zapatos a su hermanita. Todo con tal de llegar puntual a la fiesta de Rodrigo.
-Voy por el auto- anunció papá una vez listos.
Rodrigo daba vueltas en la entrada de la casa, el auto estaba en el taller a una calle de distancia y ese día le habían prometido a su papá que estaría listo.
Pasaron lentos los minutos hasta que regresó su papá.
-Malas noticias, aún no está listo.
-¡Queee!- protestó Miguel- ¿Y la fiesta?
-Tendremos que ir en autobús
-¡Ay no! ¿Y mi regalo? ¡Se va a maltratar!
-Mmmm…- el papá de Miguel hurgó en sus bolsillos y sacó dinero.
-Está bien, iremos en taxi.
Fue tanto el esfuerzo de Miguel por llegar temprano que fue el primero en llegar a la fiesta. La fiesta fue en la casa de los padrinos de Rodrigo. Había muchos adornos, música y comida rica. Miguel en cuanto entró buscó a su amigo para darle su regalo. Al verlo corrió hacia él.
-¡¡Felicidades!! -y le dio su abrazo y su regalo.
 Durante toda la fiesta jugaron y se divirtieron alegres. Hubo cantos, pastel, piñata, golosinas…
Finalmente la fiesta terminó. Miguel no se quería ir pero sus papás insistieron en que había que ir a misa y llevar la corona a bendecir. Miguel y Rodrigo se abrazaron de nuevo y se dieron las gracias por la invitación y por venir.
-Ah- dijo Rodrigo- Esto es para ti. Y le dio una bolsa con dulces y juguetitos que les estaban repartiendo a los niños al final de la fiesta para agradecerles por haber venido.
El papá de Miguel insistió en regresar en autobús pues ya no había regalo que cuidar. Como era domingo por la tarde el autobús venía casi vacío así que Miguel pudo escoger un asiento junto a la ventana. Su mamá iba a su lado y delante su papá venía cargando a su hermanita que se había dormido. Miguel sujetaba con cuidado su bolsita de dulces mientras observaba los atractivos adornos navideños de las tiendas y avenidas.
-Mamá…
-Mmm…
-Mamá…
-¿Si?
-¿Te acuerdas que dijiste que la navidad es el cumpleaños del Niño Jesús?
Miguel hablaba hacia la ventana más como si hablara consigo mismo que con su mamá.
-Si- Contestó ella.
-¿Sabes? Estaba pensando…
-¿En que hijo?
-En cómo se parece la fiesta de Rodrigo a la Navidad.
Miguel seguía con la mirada en el vidrio.
-¿Ves cuantos adornos y luces?
-Si
-¿Y la música y la comida especial y las golosinas? ¿Verdad que hay todo eso en Navidad?
-Si, hijo.
-Y la reunión de familiares y amigos y ¡hasta la piñata y el pastel! ¿Verdad que todo es igualito?
-Si, es cierto, hijo
-Y la música y los cantos y todos con su mejor ropa y tan alegres… Bueno casi todos. ¿Viste a Toño?
-La verdad no me fijé hijo…
-Estaba con una carota… Entró y ni saludó a Rodrigo. Seguro fue a la fiesta sólo porque sus papás son amigos de los papás de Rodrigo, pero él ni le importa. Jugó se divirtió y comió pastel a costa de Rodrigo pero ni lo miró. Creo que ni regalo le trajo, bueno a lo mejor sus papás le llevaron algo.
-¡Que triste!
-Ah, Pero eso sí, al final quería regalito con dulces- dijo Miguel mostrando su bolsita a su mamá-Nomás por eso ha de haber venido.
Miguel se quedó pensativo viendo de nuevo a la ventana. Después de un rato se volvió hacia su mamá.
-Mamá- esta vez la miraba a los ojos- ¿Viste cuanto tiempo me tardé en hacer el regalo de Rodrigo?
-Si hijo, te esforzaste mucho.
- Si la Navidad es el cumpleaños del Niño Jesús ¿Verdad que no puedo ir a su fiesta sin regalo?
-Bueno hijo es que…
-¡Ya llegamos!- interrumpió su papá.

  2: Las buenas obras
 
Se bajaron en la esquina y apresuraron el paso para llegar a la casa por la corona y llegar a misa a tiempo. Miguel estaba cansado pero hizo un esfuerzo para poner atención en la misa al Padre Mateo, su párroco. Durante la homilía su hermanita se volvió a quedar dormida y a él se le cerraban los ojos cuando de pronto algo llamó su atención:
-Así pues- decía el Padre Mateo- Recordemos el Evangelio de la semana pasada. Donde Cristo nos dice que aquello que hemos hecho al más pequeño con Él lo hicimos…
-¡Miguel!- susurró su mamá dándole un codazo pues al verlo tan absorto creyó que se estaba quedando dormido con los ojos abiertos.
-…tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve desnudo y me vestiste… El padre Mateo seguía predicando y Miguel se volteó a ver su bolsa de dulces.
-¡Miguel! ¡Haz caso!- y otro codazo.
Pero Miguel ya no estaba oyendo al Padre. Su mente se fue a la lección de catecismo que hace poco había estudiado. “Las obras de Misericordia son 7 corporales y 7 espirituales. Las corporales son: Dar de comer al hambriento, dar de beber…”
-Oremos- Dijo el padre y todos de golpe se pusieron de pié.
Esa noche cuando su mamá de lo fue a arropar Miguel ya tenía listas las preguntas.
-Mamá, ¿Qué tiene que ver lo que dijo hoy el Padre en misa con mi catecismo?
-¿Sobre qué hijo?
-Sobre lo de dar de comer al hambriento y eso…
-Ah,-dijo su mamá- Pues es que las obras buenas que hacemos con los demás es como si se las hiciéramos a Nuestro Señor Jesucristo. Se llaman obras de misericordia. Hay 7 espirituales y 7 corporales.
-¿O sea que si yo le regalo los dulces de la fiesta a un niño pobre es como si se los diera al Niño Jesús?
-Pues…sí- contestó su mamá con un tono de inquietud.
-Y si le doy mis juguetes o mi ropa o mi comida…
-Bueno hijo-interrumpió su mamá- No es necesario que te quedes sin tus cosas.
-Si pero… -insistió Miguel- Entonces sí le puedo dar un regalo de cumpleaños al Niño Jesús ¿Verdad?
-Sí hijo, si puedes, ahora duérmete.
Su mamá le dio un beso y lo bendijo. Pero Miguel no podía dormir, su corazón generoso imaginaba todos los regalos que podía darle al Niño Jesús ese año.

Parte 3: Los adornos
 
Miguel siguió pensando en eso todo el lunes pero no dijo nada hasta la cena. Esa noche se sentó a cenar y empezó por guardar su pan en una bolsa.
-Miguel ¿Qué haces?- le dijo su papá.
-Estoy juntando regalos para el Niño Jesús-contestó
-A ver, explícame eso…
-Miguel si guardas ese pan hasta Navidad se va a hacer duro- interrumpió su mamá.
-¡Cómo que hasta Navidad!- exclamó su papá.
Miguel se puso a explicarle a su papá su nueva idea para hacerle un regalo al Niño Jesús.
-Entiendo- dijo su papá- Pero vamos a hacer algo más práctico.
Y es que su papá era siempre un hombre muy práctico.
-No te pongas a acumular “regalos”. Mejor prepárate para la fiesta como hiciste con el regalo de Rodrigo. ¿Qué te parece esto? Haz pequeños regalos cada día de adviento. Pero no sólo corporales ¿eh? Ocúpate también de los espirituales como perdonar, consolar, enseñar… Mira ayer te morías de ganas de llenar la casa de adornos de una buena vez… mejor… ¿porqué no pones un adorno por cada “regalito” que hagas? Una esferita por cada sonrisa de perdón… un borreguito por cada vaso de agua…una velita por cada oración por alguien… y así…
-¡Ay papá!- protestó Miguel- ¡Me voy a tardar el mes entero en adornar!
-Si- respondió su papá- Pero durante el mes podrás ver cómo la casa se va poniendo “de fiesta” poco a poco por cada buena obra que tu haces, así se va poniendo también tu alma “de fiesta” para celebrar la Navidad.
-¡Y el día de Navidad el Niño Jesús sabrá que cada adorno es un regalo que le hice!-exclamó Miguel-¡Hasta los espirituales se van a poder “ver”!
Su papá sonrió al ver que había entendido la idea.
A partir de ese día Miguel se volvió muy atento en hacerle regalitos al Niño Jesús. Aunque los más fáciles de hacer eran los espirituales porque sólo tenía que poner su buena voluntad en realidad eran los que más le costaban. Perdonar a su hermanita por cogerle sus cosas o consolarla cuando se ponía a llorar. Tuvo que “vestirla” cuando le ayudaba a ponerse el suéter y servirle el agua sin protestar. Cada vez que hacía algo bueno corría a poner un adorno. Muy pronto se hizo consciente de cuantas obras buenas se pueden hacer en un día con apenas un poco de buena voluntad. Y la casa se fue llenando de adornos.

 

Parte 4: San Nicolás

Ya llevaba varios días de esfuerzos cuando de pronto Miguel se notó cambiado. Se pasó la tarde encerrado en su cuarto muy serio. Su mamá preocupada se acercó para invitarlo a salir de compras pero él no quiso ir.
-Anda, Vamos a ir al centro comercial. Tu papá quiere que te compres zapatos nuevos. Mira están tan bonitos los adornos, te vas a divertir, quiero que veas el nuevo árbol enorme que…
-No mamá- interrumpió Miguel- quiero estar sólo.
- ¿Qué sucede hijo?-preguntó su mamá.
Miguel la miró con ojos tristes.
-Es que hoy mis amigos se anduvieron peleando.
-¿Peleando? ¿Porqué?
-Se pusieron a discutir. Unos decían que ya querían que fuera navidad por los regalos…pero no por los que van a dar sino por los que quieren recibir. Y luego se pusieron a decir que los regalos no los trae Santa Claus sino tus papás y que Santa no existe y que…
-Bueno hijo es que estos chicos están confundidos…
-Creo que yo también…
-¿Te acuerdas de la fiesta de Rodrigo?
-Si
-¿Verdad que al final de la fiesta te dio un regalito por haberlo acompañado?
-Si, mi bolsita de dulces, todavía me quedan algunos.
-Pues el Niño Jesús también te da un regalito por ir a su fiesta de cumpleaños, que es la fiesta de navidad. Ese es el regalo que los niños reciben de sorpresa la mañana de Navidad. ¿Pero sabes que ese no es el único que te da?
-¿Cómo?
-Piensa en la fiesta de Rodrigo. Él te regaló pastel, golosinas, disfrutaste de la música, los adornos y la piñata… desde antes de la fiesta te dio una linda invitación. Además te regaló su tiempo, su alegría, su amistad…y después te invitó un día a jugar con la granja…lo que quiero decirte es que los amigos te dan regalos todo el tiempo antes y después de la fiesta. Incluso no todos los regalos son materiales algunos son espirituales.
- Es cierto todo lo de la fiesta fue un regalo de Rodrigo para sus amigos.
-Así el Niño Jesús te da regalos desde el adviento. ¿Ves las luces y los adornos y los villancicos en las calles y tiendas? ¿Y las bolsitas de aguinaldos en las posadas y las piñatas? ¿Y la ropa nueva que te compra tu papá para ir bien guapo a la cena con tus abuelitos? Todos esos también son regalos del Niño Jesús. El día de Nochebuena tus abuelitos hacen una cena muy rica y te dan regalos lindos. Esos también son regalos del Niño Jesús
-Pero… la cena y los regalos los compra mi Abue.
-Si hijo, pero es el Niño Jesús el que te da todo eso a través de tus abuelitos. Porque dios le da trabajo a tu abuelito y a tu papá para que tengas todas esas cosas lindas. Es lo que llamamos La Divina Providencia.
-Creo que ya me confundí más.
-Piensa en Rodrigo. ¿Verdad que la fiesta la hizo con dinero de su papá?
-Si claro, Rodrigo es un niño y no tiene un trabajo.
-Pues Papá Dios es el que nos lo da todo. Todo lo que recibes viene de Él. Él es el que hace de distintos modos que recibas tantas cosas bonitas para que estés alegre en Navidad.
-¿Y Santa?
-Ah, pues en realidad no se llama Santa Claus.
-¡Cómo! Si en la tele sale con su traje rojo y sus renos…
-Su verdadero nombre es Nicolás, San Nicolás.
-Y ¿Sí usa traje rojo y trineo?
-Así se lo imagina la gente. A mí de niña me gustaba imaginarlo así  con su trineo volador y muchos renos. Pero en verdad San Nicolás fue un obispo que se preocupaba mucho por los pobres y quería muy especialmente a los niños .Él es el santo patrono de los niños… ah por cierto que hoy es su fiesta, se celebra el 6 de diciembre.
-¿Hoy es día de San Nicolás?
-Si miguel. Hoy es su fiesta. Te propongo algo. ¿Has visto cómo la gente deja listones o cartitas en la iglesia a las imágenes del santo al que le tienen devoción con sus intenciones?
-¿Buenas o malas?
-No hijo, intenciones se les llama a las peticiones que deseamos que nos conceda Dios Nuestro Señor por su intercesión.
-¿Intercesión?-preguntó Miguel con voz chillona-Ay mamá cada vez te entiendo menos.
-Mira hijo te dije que Papá Dios nos lo da todo. Imagina que le quieres pedir algo muy especial a tu papá pero para convencerlo mejor le pides a tu tío Luis que se lo pida por ti.
-Uuuy pues ya la hice porque mi papá quiere mucho a mi tío Luis.
-Eso se llama interceder. A Papá Dios le gusta que nos acordemos de los santos para pedirle ayuda.
-¿Porqué?
-Porque los santos nos recuerdan cómo ser buenos cristianos.
-¡Ah!
-Así que ¿Porque no le haces una carta a  San Nicolás en la que le platiques que te gustaría que te diera el Niño Jesús ésta Navidad?
-Por su intercesión ¿verdad?
-Exactamente
-¿Y él mismo me lo va a traer en su trineo volador de renos?
-Dios dirá…
- Tú siempre dices así mamá.
-Pero recuerda cuando hagas tu cartita que no sólo le pidas regalos materiales sino también espirituales.
-¡Ah ya sé! ¡Le voy a pedir por mis amigos para que ya no se peleen!
-Bien hecho hijo. El Niño Jesús va a estar muy contento con tu carta.
Miguel se fue contento al centro comercial.

 
Parte 5: Las Cartas

Esa noche Miguel hizo una hermosa carta a San Nicolás. Le pidió por su intercesión que el Niño Jesús le trajera un regalo sorpresa, de preferencia algo para pintar o modelar. Que lo hiciera más paciente con su hermanita, más diligente con sus tareas y que sus amigos ya no se pelearan.
Se durmió contento pensando que ésa iba ser una Navidad muy especial.
A la mañana siguiente que era sábado se levanto tarde y fue a buscar su cartita que había dejado en el comedor.
-Buenos días Miguel- lo saludó su mamá.
-Buenas…-contestó miguel apresurado. Iba a seguir de largo cuando se acordó de algo y se detuvo en seco.
-Oye mamá ¿no tengo que conseguir un globo o algo así que vuele para mandarle mi cartita a Santa…perdón a San Nicolás? Mis amigos dicen que hay que enviarla por correo al Polo Norte. Pero yo creo que como está en el cielo junto con los Reyes Magos…oye mamá ¿De qué te ríes?
La mamá de Miguel se estaba aguantando la risa y él se dio cuenta.
-Bueno hijo perdón- carraspeó y luego continuó-Recuerda que los santos y Dios nos ven desde el Cielo. El Niño Jesús ya sabe qué le escribiste así que no tienes que enviar tu carta a ningún lado.
-¡Uf! Qué bueno yo temí que no llegara a tiempo, como en las películas. Esas donde dicen que no va a haber Navidad porque la carta se perdió en el camino y que sin regalos no hay Navidad.
-La gente se preocupa mucho por las cosas materiales de la Navidad. Tanto que se olvidan de lo más importante que es el Niño Jesús.
-¡Sí! Como en la fiesta de Rodrigo.
-¿Como?
- ¿Te acuerdas que te dije que Toño sólo había ido a ver que le daban pero que a Rodrigo ni caso le hizo?   
-Pues sí, tienes razón, hay personas que así se portan en Navidad.
-O como mi primo Alex que el año pasado estaba de malas en la cena de mis abuelos.
La mamá de Miguel sonrió y se sentó frente a él. Sus ojos quedaron a la altura de los de su hijo.
-Si- contestó ella- como Alex. ¿Sabes? A veces los muchachos pasan por etapas en las que dudan del sentido de esas reuniones.
-Pero si está clarísimo, se trata de una fiesta de cumpleaños…
 -Pero sin el festejado la fiesta no tiene sentido. Al Niño Jesús hay que traerlo en tu corazón para así llevarlo a la fiesta. Nuestro Señor nos dijo que cuando nos reunimos en su nombre ahí está Él.
-¿Tu crees que Alex esté más contento éste año?
-Rezaremos para que así sea.
Miguel se fue tranquilo al comedor por su carta y de pronto se quedó frio.
-¡Mary! ¿Qué haces?- gritó al ver a su hermanita encaramada en una silla.
-Una “cata”-contestó ella.
Miguel se acercó y vio que su hermanita tenía hojas y crayones por toda la mesa.
-¿Y mi carta?-Preguntó Miguel y empezó a revolver todo.
-¡Migue!- Protestó su hermana.
-¡Uf, aquí está! Mary ésta carta es mía, no la cojas.
-No- contestó ella y siguió coloreando.
-¿De que es tu carta?
-Es para el Niño "Jesú".
-Y ¿Qué le pediste?
-Un "pero"
-Un ¿qué?
-Un "pero que lade"
Miguel se asomó a la hoja y vio que su hermanita, que no sabía escribir, estaba dibujando un animal de cuatro patas y cola.
-¡Mamá!- Miguel entró a la cocina buscándola.
-¿Qué pasa hijo?
-Mary quiere pedirle un perro al Niño Jesús.
-¡Qué encanto!
-¡Pero mamá! Mi papá no quiere que tengamos perro. ¿Que vamos a hacer cuando lo traiga?
-Mira hijo quédate tranquilo no creo que el Niño Jesús se lo traiga.
-Entonces Mary se va a poner muy triste.
La mamá de Miguel se quedó pensativa un momento.
-Si, puede ser, pero…es como todo…las personas le pedimos a Dios lo que sentimos que necesitamos pero él no siempre nos lo concede. Ya ves a Mary, ella no entiende que tu papá es alérgico. Sin embargo estoy segura de que recibirá algo que le dé mucha alegría aunque no sea un perro.
-Bueno, eso espero- dijo Miguel entre dientes y se fue a jugar.
 
Parte 6:  El Nacimiento.

Esa tarde Miguel y su papá comenzaron a poner el nacimiento. Sacaron una gran caja del desván y comenzaron a poner en el sillón, pieza por pieza las figuras. Todas envueltas en papel periódico. Desempolvaron el portalito y acomodaron el musgo y el heno. Escogieron un lugar especial a la entrada de la casa donde todos los que pasaran pudieran verlo. Pusieron música de villancicos para ambientarse mientras trabajaban. Mary bailaba y tarareaba las canciones pero le pidieron que no se acercara a donde estaban desenvolviendo las figuras.
-Yo tengo muchas buenas obras apartadas papá- dijo Miguel- Las estuve haciendo por adelantado para poder poner muchas de las figuras hoy mismo.
-¡Bien hijo!, yo también he juntado algunas ¿sabes?-
-¡Terminaremos de ponerlo hoy!
-Quizás, todo depende…es mucho trabajo para un día de cualquier manera. ¿Sabías que el primer nacimiento lo hizo San Francisco?- comentó el señor mientras colocaba el portal.
-¿En serio?
-Si, pero no era de figuritas sino real. Trajo un burro, una vaca y los personajes los representaron los del pueblo. Dicen que había tanta luz que la gente de lejos pensó que el pueblo se incendiaba.
-¿Por eso le ponemos foquitos?- Preguntó Miguel luchando por desenredar la serie navideña.
-Antes se iluminaban con velas- Respondió su papá mientras comenzaba a pelear él también con la rebelde serie.
-Yo “tamén”- dijo Mary y se acercó a ayudar.
-¡No Mary!- protestó Miguel
- Déjala que ayude…
La mamá de Miguel entró en la estancia. Miguel la miró con cara de disgusto creyendo que ella venía a ayudar también.
-¡Jorge!- susurró ella y llamó con una seña a su esposo. Miguel siguió a su papá con la mirada.
-Acaba de llamar Luis- dijo ella en voz baja- dice que tu papá se puso mal , que lo llevaron al sanatorio.
¡Chaz! Un borreguito se le fue de las manos a Miguel y se estrelló en el suelo.
-Voy para allá- dijo consternado el señor.
-No, dice Luis que vayas a la casa con tu mamá a que la acompañes. Que él te llama para allá en cuanto sepan algo.
-¡Yo también voy!- exclamó Miguel- Yo acompaño a mi abuelita.
-No Miguel- dijo cortante su papá- tu te quedas a ayudar a tu mamá y  rezas por tu abuelito mientras pones las figuras.
-Pero papá…
El papá de Miguel se puso el abrigo y salió tan de prisa que ni escuchó la protesta. Miguel oyó cerrarse la puerta tras de él y luego los gemidos de su hermana.
-No llores Mary, no podemos ir con él. Ven, vamos a poner los borreguitos.
Y cargó a su hermana para que alcanzara las figuras.
 
Parte 7: Una petición especial

Miguel durmió con un sueño muy ligero. Oyó varias veces sonar el teléfono durante la noche y aunque medio dormido el corazón le daba un vuelco cada vez que llamaban.
La mañana siguiente se presentó luminosa y él se levantó de un brinco. La casa olía a café y al pasar por el cuarto de sus padres vio que la cama estaba tendida como que nadie había dormido en ella esa noche.
-Hola Miguel- la voz de su madre sonaba apagada.
Estaba sentada en la cocina con una taza humeante vestida igual que la tarde anterior.
-¿Cómo esta mi abuelito?- preguntó Miguel inquieto.
-Pues…-su mamá buscaba las palabras - Igual.
-¿Igual cómo?
-Enfermo.
-Pero…  ¿De qué?
-De los pulmones, por el frio.
-Pero… ¿Se va a curar?
Su mamá hizo una pausa que a Miguel se le hizo eterna.
-Rezaremos para que así sea.
Ese fue un domingo triste. Nada era como Miguel esperaba. La segunda vela de la corona se quedó apagada y no había diversión en adornar o cantar villancicos. A media tarde llegó su papá y se quedó con Mary mientras Miguel y su mamá iban a misa. Apenas regresaron su papá se volvió a ir. Hacía tanto frío… ¿o era su tristeza?
Miguel se quedó terminando de acomodar a los pastores y los borreguitos mientras su mamá acostaba a Mary. Mil preguntas le zumbaban en la cabeza.
-Hora de dormir- anunció su mamá entrando en la estancia.
Él se dirigió a su cuarto silencioso. De pronto se volvió a mirar a su mamá.
-Mamá, ¿Verdad que Dios puede hacer cualquier cosa?
-Si,  Miguel.
-¿Verdad que Él puede hacer que se cure mi abuelito?
-Si, hijo. Pero… Él sabe lo que es mejor. Es como la carta de Mary. Ella quiere un perro y no comprende porqué no podemos tenerlo. Hay que confiar en que Dios sabe lo que más nos conviene.
-Pero a mi abuelito le conviene curarse- insistió Miguel.
-Eso es lo que nosotros deseamos.
Miguel se sentó en el borde de la cama cabizbajo mirándose los pies mientras los balanceaba.
-Mamá… si le pido al Niño Jesús sólo regalos espirituales… ¿Verdad que me los tiene que traer?
-El Niño Jesús sabe que es lo que más te conviene. A algunos niños les trae muchos regalos materiales que son costosos. Se los da porque quiere que esos niños los compartan con los que tienen menos. A otros niños les trae pocos y sencillos regalos materiales pero en cambio reciben muchos regalos espirituales. Esos regalos espirituales también quiere que los niños los compartan con los que tienen menos. De lo que te dé el Niño Jesús estará muy contento de que lo compartas.
Miguel sonrió un momento. Fue el único instante alegre del día. Su mamá lo bendijo y lo tapó.
En cuanto ella salió de la habitación Miguel se enderezó en la cama. Sacó su carta y la extendió por el reverso.
-“Querido San Nicolás…”
Cuando terminó de escribir se quedó dormido con la carta en la mano.
 
Parte 8: La Pastorela

La semana pasó sin muchos cambios, diario Miguel preguntaba por su abuelo y diario le decían lo mismo: Que estaba igual.
Con todo Miguel comenzó a acostumbrarse a  ver a sus papás ir y venir y a las llamadas por teléfono, pero empezó a perder el interés por adornar y empezó a olvidarse del regalo del Niñito Jesús. Estaba más preocupado por pedir, por pedir la salud de su abuelo más que nada, más que cualquier otra cosa de su interés.
Hubiera sido otro domingo triste de no ser por una llamada.
Miguel no se inmutó al oír sonar el teléfono pues eso ya era costumbre pero entonces entró su mamá a su cuarto.
-Es tu tío Luis, dice que consiguió boletos para una pastorela y que viene por ti en la tarde.
El día se le iluminó a Miguel.
La pastorela no fue en un teatro sino en un asilo. Miguel no esperaba eso. Los niños del asilo habían preparado ellos mismos, con ayuda de las religiosas, todo el espectáculo.
Su tío le había explicado que una pastorela es una obra de teatro alegre en la que se representa la lucha del bien y del mal: Los pastores son avisados del nacimiento del Niño Jesús y se deciden a ir a adorarlo pero en el camino el Diablo y sus secuaces tratan de evitar que lleguen poniéndoles tentaciones que los distraigan. Finalmente los pastores resisten y llegan hasta el portal.
-¡Hey!- exclamó Miguel mientras se comía un buñuelo el patio del asilo después de la representación- La historia me dejó pensando mucho ¿Sabes?
-¿En qué?-le preguntó su tío mientras se bebía una taza de atole caliente para resistir el frio de la intemperie.
-Pues- contestó Miguel con la boca llena-en la lucha por llegar a Belén. Es como en el adviento. La lucha por llegar a Navidad. Sin dejarse vencer de las tentaciones.
-¿Cómo ésta?- preguntó su tío mostrándole su buñuelo.
- Nooo tío, la de la pereza y la flojera. Como el pastorcito ese que se quedaba dormido. Yo también me quedé dormido.
-Es que hoy es domingo…
-No dormido en mis esfuerzos por hacer buenas obras y triste por lo de mi abuelito.
-Ah…
-Gracias tío, gracias por alegrarme el día, pero sobretodo gracias por el mensaje de la pastorela.

 
Parte 9: Las posadas.

-¡Ya empezaron las posadas!- Exclamo Miguel ese lunes como saludo de buenos días.
-¡Y hoy sale tu abuelito del hospital!- respondió su mamá.
-¡En serio! ¿Ya está bien?         
-Bueno no tanto, va a tener que estar en cama con oxígeno.
-Pero mamá tiene que estar bien en Navidad…
-No se hijo... eso es lo que todos deseamos pero no te hagas muchas ilusiones. Los ancianos son menos fuertes que la gente joven y tardan más en recuperarse.
-Mi abue siempre me llamaba el día de hoy para recordarme que inician las posadas. Él les llama la “Novena de Navidad” y me explicaba que era eso… pero cada año se me olvida.
-Yo te lo puedo explicar…
-¡Nó!- respondió Miguel tajante- ¿Puedo hablarle por teléfono?
-Es que no puede hablar mucho.
-¡Pero mi abuelita sí!
-Bueno en la tarde le llamamos. ¡Le va a dar mucho gusto oírte!
Miguel habló con su abuela esa tarde pero fue una conversación corta. Por la noche cuando su papá llegó a casa traía un librito en la mano.
-¡Mira Miguel! Te mandan esto tus abuelitos. Son las oraciones de la novena.
Miguel observó con cuidado el folleto.
-Papá ¿Me explicas lo de las posadas?
-Desde tiempos antiguos se preparan las fiestas importantes con nueve días de oración. Así se ha hecho también con la Navidad. Se llama la Novena de Navidad. Cuando los misioneros llegaron a México rezaban la novena afuera de los templos en el atrio. Rezaban el rosario y las letanías y como era al anochecer  lo hacían llevando velas. Después representaban el recorrido de José y María de casa en casa pidiendo posada.
-¿Por eso se llaman posadas?
-Si y hasta inventaron unos cantos especiales. Unos cantan afuera llevando la imagen de José y María y otros adentro negándoles la entrada.
-¡Pero al final los dejan entrar! Y luego viene la piñata y el ponche…
-Si hijo la posada termina alegre rompiendo una piñata con frutas y tomando ponche caliente y buñuelos. ¿Recuerdas lo que significa la piñata?
-¿Las tentaciones?
-Algo así. Cada pico representa un pecado capital. ¿Cuántos son?
-Siete.
-¿Recuerdas cuales?
-Pereza, ira, gula…envidia…van cuatro…
-Te faltan tres.
-Avaricia…lujuria…
-Falta el más feo…
-¡Soberbia!
-Cada pico representa uno. Cuando rompes la piñata con el palo de la virtud recibes el regalo de La Gracia.
-Naranjas, limas, cacahuates…
-Nada más dulce que La Gracia de Dios en tu alma.
-¡Gracias papá!-Miguel abrazó fuerte a su papá- Voy a rezar la novena diario y así le pido al Niño Jesús que se cure mi abue para Navidad.

Parte 10: De compras

La novena se le pasó a Miguel como agua que se escurre de las manos.
Empezó rezando cada día con mucho interés pero hacia el final de la semana, se empezó a distraer y solo se acordaba de rezarla por las noches para cumplir con su propósito de ofrecerla por su abuelo. Ya estaban todos los adornos listos así que cada vez que hacía una buena obra su mamá le daba una estrella adherible para pegarla en un árbol de cartón que estaba en la pared de la cocina.  Su atención comenzó a centrarse en la cena de Nochebuena. El  sábado antes de Navidad sus papás los llevaron a hacer las últimas compras.
- Mamá ¿Crees que mi abuelito sí va a estar bien en Navidad? - preguntó Miguel mientras observaba a su mamá escoger un pavo.
- Aún no lo sabemos hijo.
- ¿Por eso estás comprando un pavo? ¿ Por si tenemos que quedarnos a cenar en la casa?
- Sí hijo- contestó su mamá alejando su vista de los pavos y mirando a Miguel.
- ¡Yo quiero que todo sea como los otros años!- exclamó Miguel dando una patada en el suelo.
- Mira Miguel, después platicamos eso, tenemos que acabar de hacer las compras antes de que se hagan unas filas enormes para pagar.
- ¡Que me importa!- exclamó Miguel a toda voz.
La gente de alrededor se volteó hacia él y Miguel insistió en su pataleta.
- ¡Tú no me entiendes!
- ¡Miguel! - la voz de su papá sonó como un trueno- ¡Dame la mano!- la orden era terminante.
Miguel extendió su mano con la mirada en el piso y su papá lo sacó de la tienda.
Miguel guardó silencio enfurruñado todo el camino de regreso a casa y al llegar se encerró en su cuarto.
No bajó cuando lo llamaron a cenar así que poco después oyó que llamaban a su puerta, como no contestó nada, su papá entró.
- ¿Vienes a regañarme?
- No,  vengo a avisarte que tu abuelito está en el teléfono y quiere saludarte.
-¡En serio! - Miguel cambió de actitud de inmediato- ¡Pero yo no oí el teléfono!
Su papá se encogió de hombros. Miguel bajó corriendo la escalera.
-¡Hola Miguel!- se oyó una voz apagada.
-¡Hola abue! ¿como estás?
- Un poquito mejor hijo.
- ¡Me da mucho gusto oírte!
-- ¡A mí también hijo!- hizo una pausa en la que se oía que su abuelo hacía un esfuerzo por hablar.
- Abuelito...
- ¿Sí?
- He estado rezando la novena de Navidad por ti. ¿Sabes?
- Ah...
- Bueno... ya es hora de que vaya a cenar... para rezarla temprano... vas a ver como el Niño Jesús te ayuda a mejorar... bueno adiós abue que descanses.
- Adiós m´hijo- contestó el abuelo en un susurro.
Cuando Miguel colgó el teléfono las lágrimas le corrían por las mejillas.
 
Parte 11: La cena

Todo estaba listo, igual que en la fiesta de su amigo Rodrigo.
Las luces, los adornos, la música, la ropa nueva, el pastel las golosinas y la cena especial. Todos reunidos en familia: Miguel, Mary, papá y mamá. Rezaron las oraciones del último día de la novena juntos y arrullaron al Niño Jesús para ponerlo en el pesebre.
Miguel se quedó observando largo rato las luces tintineantes y las figuras de José y María, los pastores y animales todos adorando al Niño. Sacó su carta del bolsillo ya tan arrugada de estarla paseando, doblando y desdoblando y volviéndola a escribir. La releyó por última vez y la colocó a un lado del pesebre.
-Hora de dormir- anunció su mamá.
Miguel le echó los brazos al cuello.
-Gracias mamá, gracias por todo.


Parte 12: Regalo de Navidad

- ¡Un pero! ¡¡Un pero que lada!!
-¡Ay no!- Exclamó Miguel y echo a correr escaleras abajo.
Ahí estaba Mary, su hermanita, gritando alborozada al pie del árbol de Navidad. Estaba cargando un perro de peluche que ladraba cada vez que ella tiraba de una cuerda en su collar.
-¡Uf! ¡Que susto! ¡Yo creí que era de verdad!
-¡Ven Miguel, abe tu regalo!- dijo Mary.
Miguel se acercó cauteloso, había cambiado tantas veces esa carta… Alzó un paquete suave pero ese decía “Mary”.
-Este es tuyo- le dijo y se lo dio.
-¡”Cacetines”!-
Miguel sonrió, tal vez también habría unos para él.
-Aquí hay otro…
-¡Mio!- gritó Mary
-No, éste es mio, dice: “Miguel”
-¡Mio!- insistió ella.
-Bueno… ábrelo…
-Más “cacetines”- dijo Mary dándole el paquete a Miguel.
-“Oto, oto…”- pidió Mary
Miguel tomó el último paquete.  Ese decía “Para Miguel de San Nicolás”.
-¡”Abe, abe”…!
-¡Un estuche de arte! ¡Con pinturas y pinceles!
-¡Mío!- gritó Mary.
- No Mary…- contestó Miguel sonriente- ¡Nuestro!
Al mediodía sus papás propusieron ir a misa a la parroquia de los abuelos.
-Dice tu tío que han puesto un nacimiento muy bonito, enorme, de muchísimas figuras- comentó su mamá- y de paso podemos ir a saludar a tus abuelos un rato.
Cuando Miguel entró en el templo no fue el nacimiento lo que llamó su atención sino una figura adelante que él conocía bien.
- ¡¡Abuelito!!- exclamó y corrió hacia él.
-¡Es el regalo… el regalo del Niño Jesús!

Fuente:  http://www.homeschoolingcatolico.org/es/

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