domingo, 25 de noviembre de 2012

SÁBADO 24 DE NOVIEMBRE CUARTO DÍA DE PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

CUARTO DÍA
«Ángel mío, es en la respuesta de mi llamado, como todos
mis hijos reciben cada gracia que ellos imploren de mi Inmaculado
Corazón. Tu convicción, puesta dentro de la Consagración a mi Corazón
maternal, permite que el Espíritu Santo se mueva dentro de ti, a través
de Mí.
Te lo digo otra vez para que lo recuerdes: será cuando ya no
sientas la tierra bajo tus pies, cuando tú constatarás que estas en
vuelo hacia mi abrazo.
Ángel mío, nunca dudes de las palabras que te he dicho sobre
el deseo de Dios Padre para la santa ejecución de mi triunfo: Es en
esta unión concedida entre mis escogidos, y la conformidad a la voluntad
de Dios, como la afirmación de la convicción será inspirada en cada
uno de sus corazones»
Diciembre 7 de 1992
Guía: Se necesita una gracia excepcional para llevar el alma
al estado en que este intercambio celestial de corazones pueda ocurrir;
se necesita un fuego abrasador.
La consagración levanta el alma hasta el punto donde Dios se
mueve hacia ella para elevarla por encima de la capacidad humana de
amar; en esencia, Dios levantará el alma al conocimiento del Cielo.
El alma, puede moverse humanamente hasta el punto donde
Dios puede corresponder a ella y atraerla hasta el momento del
intercambio, pero solo Dios puede atraer el alma a este nivel espiritual.
Se necesita un amor divino e intenso para causar la transformación del
alma y del corazón, hasta el punto de la fusión necesaria para que se
realice tal milagro.
Si la base para la consagración no está puesta dentro del
alma, el alma no puede moverse libremente hasta el punto que debe
alcanzar para que ocurra el intercambio.
Es el esfuerzo por parte del alma, el que alimenta el deseo de
amar de Nuestra Señora, pero solo Dios como mediador puede realizar
el acto divino del intercambio en el acto de la consagración. La
preparación debe ser vista con tanta importancia como el acto mismo
de la consagración; de otra manera el alma no podrá recibir la gracia
diseñada específicamente para la consagración.
Dirección: ¿Cómo es que los deseos fervientes hacen volar el
alma a Dios?, los buenos deseos dan fuerza y coraje y disminuyen el
trabajo y la fatiga de ascender la montaña de Dios. El que no tiene un
deseo ardiente para obtener la santidad durante los tiempos difíciles,
no podrá llegar nunca a la perfección.
Nosotros no debemos descansar en nuestro deseo intenso para
alcanzar la santidad, sino que debemos correr continuamente para
poder obtener la corona de pureza adornada con virtud; esta es una
corona incorruptible que Nuestra Señora desea tanto colocar sobre
nuestra alma a través de nuestra consagración a su Inmaculado
Corazón.
Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, ruega para que
mi corazón se abra ante la gracia que lo transformará en imitación al
tuyo. Haz que yo pueda obtener, por el poder del Espíritu Santo, el
deseo que me mueva hacia ti y que mi corazón pueda ser conducido
hacia el momento del intercambio; que sea creado un fuego abrasador
que pueda arder tan brillantemente, para que el milagro de la
transformación pueda envolver mi corazón y mi alma y ser levantada
hasta las alturas prometidas por Dios.
«¿Quién subirá hasta el monte del señor?,
¿Quién entrará en su recinto santo?.
El que tiene manos inocentes y puro corazón,
el que no pone su alma en cosas vanas,
ni jura con engaños
ORACIONES DIARIAS
EL CREDO
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue
concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto
y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre
los muertos, subió a las cielos y está sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén.
CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Oh Señora mía, Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos; y
en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día, mis ojos, mis
oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy
todo vuestro Oh Madre de bondad, guardadme y defendedme como
hijo y posesión vuestra.
AMENL ÁNGELUS
V. El ángel de Señor anunció a María.
R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María……
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Ave María……
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave María……
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de
Nuestro Señor Jesucristo.
Amén
Oremos: «Infunde Señor tu gracia en nuestros corazones, para
que habiendo conocido por la voz del ángel el misterio de la Encarnación
de tu hijo, podamos llegar por los méritos de su Pasión y su Cruz a la
Gloria de la Resurrección. Por el mismo Cristo Nuestro Señor.
Amén
CORONILLA DE VIRTUDES
Para pedir:
1.Virtud de Fe
2.Virtud de Esperanza
3.Virtud de Caridad
4.Virtud de Humildad
5.Virtud de Paciencia
6.Virtud de Perseverancia
7.Virtud de la Obediencia
Con cada una de las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:
1. Padre Nuestro…
2. Gloria al Padre…
3. Oración al Espíritu Santo
Oración al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón,
para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi
mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo,
dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica
todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de
Dios. Amén
¡OH MARÍA!
«Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale
alrededor una corona de pureza adornada con virtud; toma mi corazón
querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre
como una ofrenda de mí para ti. Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón
más conocido cada día».
Espíritu de Cristo: despiértame; Espíritu de Cristo: muéveme;
Espíritu de Cristo: lléname; Espíritu de Cristo: séllame. Oh Padre
Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad; se en mí una fuente de
virtudes, sella mi alma como la tuya para que tu reflejo en mí sea una
luz que todos vean».
Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario