miércoles, 2 de mayo de 2012

Madre, enséñanos a amar

Madre, enséñanos a amar, sin esperar nada a cambio, sin distinguir entre unos y otros, sin hacer diferencias ni distinciones, sin guardar rencores ni resquemores, a AMAR como tú siempre amaste a Dios, a AMAR como Jesús amó a la humanidad, hasta el punto de morir por nosotros para librarnos del pecado.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13, 4-13

Hermanos:
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.

Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.

¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.

Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.

Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.

Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.

En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.



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