miércoles, 23 de mayo de 2012

HIMNO AL AMOR. (1 Cor, 13, 1ss)


a) Es paciente, no se irrita: paciencia no es ese encogerse de hombros ante las contrariedades y aguantar hasta tiempos mejores, ni ese “qué se le va hacer”. Es aguante pero positivo -cara a Dios- que se sobrepone a la indiferencia, a las contrariedades, a los malos tiempos, a la ingratitud, porque descansa en Dios.
b) Es benigno: engendra el bien, dulzura, bondad 
c) No es envidioso, ni se hincha: porque se da.
d) Todo lo tolera, no es interesado
e) Todo lo excusa, no es descortés, todo lo espera.
f) Se complace en la verdad.
G) La caridad no pasará jamás

Resumen de la ley

Jesucristo en el Evangelio predica el amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a sí mismo, como el principal mandamiento. Predica las dos reglas como único mandamiento. Esto quiere decir que el amor de Dios y a Dios, cuando es verdadero, hace brotar necesariamente el amor hacia los hombres, nuestros hermanos. 
La caridad divina tiene la peculiaridad de vaciarnos del egoísmo y de vivir en todo la entrega y la generosidad, es decir, el amor. Cuando hay discordias y egoísmos, Dios no está en esa alma. Pero cuando hay apertura, sencillez, disponibilidad, desapego, servicio, perdón...entonces es señal de la presencia de Dios en esa alma. 
El amor al prójimo significa búsqueda del bien de todos los hombres que están al alcance de tus obras: tus familiares, amigos, compañeros de estudio o trabajo, todos aquellos que caminan contigo, aún los que te han causado algún daño. 

CONCLUSIÓN

En el amor de Dios se crece cada día, practicándolo y abnegándose. En el amor se camina, se crece, con la gracia de Dios. Este amor se demuestra cumpliendo la voluntad de Dios, observando sus mandamientos, poniendo atención a las inspiraciones del Espíritu Santo, siendo fieles a los deberes del propio estado. 
El que tiene verdadera caridad es un apóstol entre sus hermanos y es capaz de superar todo temor y respeto humano.

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