lunes, 29 de julio de 2013
viernes, 26 de julio de 2013
domingo, 21 de julio de 2013
martes, 16 de julio de 2013
Oración a la virgen del Carmen
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¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! Vos sois la criatura más noble, la más sublime, la más pura, más bella y más santa de todas. ¡Oh si todos os conocieran, Señora y Madre mía, si todos os amaran como Vos merecéis! Pero me consuelo porque tantas almas dichosas en el Cielo y en la tierra viven enamoradas de vuestra bondad y belleza. Y me alegro más porque Dios os ama a Vos sola más que a todos los hombres y ángeles juntos. Reina mía amabilísima, yo, miserable pecador, también os amo, pero os amo poco en comparación de lo que Vos merecéis; quiero, pues, un amor más grande y tierno hacia Vos, y esto Vos me lo habéis de alcanzar, ya que amaros a Vos y llevar vuestro Santo Escapulario es una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no concede sino a los que eficazmente quiere salvar. Vos, pues, que todo lo alcanzáis de Dios, conseguidme esta gracia: que mi corazón arda en vuestro amor, conforme al afecto que Vos me mostráis; que os ame como verdadero hijo, ya que Vos me amáis con el amor más tierno de Madre, para que, uniéndome con Vos por el amor aquí en la tierra, no me separe de Vos después en la eternidad. Amén.
¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! Vos sois la criatura más noble, la más sublime, la más pura, más bella y más santa de todas. ¡Oh si todos os conocieran, Señora y Madre mía, si todos os amaran como Vos merecéis! Pero me consuelo porque tantas almas dichosas en el Cielo y en la tierra viven enamoradas de vuestra bondad y belleza. Y me alegro más porque Dios os ama a Vos sola más que a todos los hombres y ángeles juntos. Reina mía amabilísima, yo, miserable pecador, también os amo, pero os amo poco en comparación de lo que Vos merecéis; quiero, pues, un amor más grande y tierno hacia Vos, y esto Vos me lo habéis de alcanzar, ya que amaros a Vos y llevar vuestro Santo Escapulario es una señal de predestinación a la gloria, y una gracia que Dios no concede sino a los que eficazmente quiere salvar. Vos, pues, que todo lo alcanzáis de Dios, conseguidme esta gracia: que mi corazón arda en vuestro amor, conforme al afecto que Vos me mostráis; que os ame como verdadero hijo, ya que Vos me amáis con el amor más tierno de Madre, para que, uniéndome con Vos por el amor aquí en la tierra, no me separe de Vos después en la eternidad. Amén.
Las Apariciones de la Santísima Virgen María en San Sebastián de Garabandal El Escapulario de la Virgen del Carmen
El Escapulario del Carmen.
Imágen milagrosa de la Virgen del Carmen; reproduce la que fue
traída a Italia por San Ángelus desde el Monte Carmelo en 1223.
La Santísima Virgen María se apareció en Garabandal como Nuestra Señora del Monte Carmelo, incluso con su mismo vestido, que fue originalmente blanco y con manto azul. El hábito marrón se puso siglos después para diferenciarla más de la Inmaculada.
La Virgen lleva en su brazo derecho el escapulario marrón, con una Cruz por una cara y por la otra la montaña del Carmelo, para indicarnos que debemos seguir a Jesús en todas la cruces de nuestra vida y ascender a las cumbres de la santidad siguiendo las virtudes que Ella enseñó a la Orden Carmelitana.
Llevar puesto el escapulario significa ser del todo de Ella y siendo de Ella somos del todo de Dios.
Dice el P. Eusebio Gómez, OCD :
Al hablar de la Virgen del Carmen, la Virgen del Monte Carmelo, viene a nuestra mente la Virgen del Escapulario, la Madre de los carmelitas y de tantos hijos que la honran.
El Monte Carmelo, en Palestina, donde nació la Orden del Carmen y la devoción a la Virgen, es uno de esos lugares que se nos ha dejado para que podamos encontrar a Dios por medio de María.
El Monte Carmelo es un lugar encantador. Enclavado entre el azul del mar y el verde de la montaña y la llanura, la riqueza de su flora y el buen clima hacen de este lugar uno de los más hermosos de Tierra Santa.
El lugar está formado por una cadena de montañas de seis a ocho kilómetros de ancho, y se despliega en colinas onduladas surcadas por numerosas quebradas. En el Monte Carmelo hay dos lugares de especial devoción y presencia carmelitana: A-Muhraqa, el Sacrificio de Elías, y Stella Maris, donde se encuentra el monasterio y la iglesia de la Virgen.
Es el lugar santo donde Elías derrotó la idolatría, es cantera de santos, montaña sagrada, la más sagrada de todas. El Carmelo es de María, en él ella es patrona y "señora del lugar", "ella tiene la belleza del Carmelo".
Ya en el siglo XIII los Carmelitas moraban en el Monte Carmelo. El 30 de enero de 1627, los Carmelitas Descalzos recibieron la autorización pontificia para fundar de nuevo y desde entonces se preocuparon por impulsar el culto a María. En 1633, Próspero del Espíritu Santo erigió un altar y colocó un cuadro de María y junto a él una lamparita, que ardía noche y día y quería simbolizar el amor del Carmelo a la Virgen.
El escapulario del Carmen.
Los ermitaños carmelitas eligieron a la Virgen y se entregaron a ella como a su Señora y Patrona.
El escapulario, según Pío XII, "trajo sobre todo el mundo un río inmenso de gracias espirituales y temporales". Pablo VI proclamaba en la "Marialis cultus", que la devoción al escapulario, junto con el santo rosario, era una devoción verdaderamente "católica". El Papa Juan Pablo II ha confesado: "Yo también llevo sobre el corazón, desde hace mucho tiempo, el escapulario del Carmen".
El santoral brusulense nos dice cómo surgió la entrega del escapulario. Dice así:
"San Simón, inglés, hombre de gran santidad y devoción, en sus oraciones suplicaba continuamente a la Virgen que favoreciese a su Orden con algún privilegio especial".
Se le apareció la gloriosa Virgen, sosteniendo en su mano el escapulario, y le dijo:
"Este es el privilegio para ti y para los tuyos: el que muera con él se salvará".
El escapulario, como sacramental de la Iglesia, tiene la misión de insertar a los fieles en una especial relación con María. Llevarlo supone vivir con María como una verdadera madre.
Llevar el escapulario nos recuerda que hemos sido revestidos de Cristo y que, como María, debemos permanecer fieles a Dios. Es ser carmelita y como tal se adquiere un compromiso de asimilar y vivir la espiritualidad del Carmelo.
***
Durante las Apariciones de Garabandal hubo un suceso singular:
El Arcángel San Miguel besó el escapulario que llevaban tres hermanos de San Juan de Dios que visitaban por primera vez el pueblo y además el Arcángel dijo que ese día había venido a darle la Comunión a Conchita en los Pinos porque ellos estaban allí.
La Virgen vino a Garabandal para darnos unos mensajes urgentes y para revestirnos de sus mejores dones y gracias como Nuestra Señora del Carmen.
El término "Carmen" corresponde al Monte Carmelo en Oriente. Allí, el Profeta Elías reunió un grupo de discípulos y con ellos constituyó la Orden del Carmen, en honra de la Virgen Madre que había de venir, y a la espera de Ella.
La Orden Carmelita fue conocida ya en otros tiempos como "Hermanos de la Santísima Madre de Dios y siempre Virgen Maria del Monte Carmelo" una orden descendiente de la vida eremita de las montañas de Palestina, bajo la dirección de los profetas Elías y Eliseo, 873 - 854, A. C.
En el año 1238 esta orden de Nuestra Señora tuvo que superar dificultades y amenazas para sobrevivir. Durante este periodo de tiempo de crisis San Simón Stock, superior general de la orden, implora a Nuestra Santa Madre algún signo especial de su amor para sustentar a su orden y para fortalecer sus débiles estructuras.
San Simón rezaba:
"Oh, hermosa flor del Carmelo, la vid más fructífera, esplendor del Cielo, santa y única, que trajo a la vida al Hijo de Dios, ahora y siempre Virgen Pura, asísteme en mi necesidad. Oh, estrella del mar, ayúdame y protégeme. Te lo suplico como mi madre que eres".
El 16 de julio de 1251, la Santa Madre de Dios dio una respuesta sin precedentes a las peticiones de San Simón Stock.
Radiante y rodeada de una multitud de ángeles, Nuestra Señora del Monte Carmelo se apareció al anciano monje cuando estaba arrodillado en oración en Aysfort, Inglaterra, dándole el escapulario marrón carmelita. Ella le hizo una promesa de salvación.
"Recibe, mi querido hijo, el Escapulario que te presento a ti y a tu Orden. Es un signo de predestinación. Quienes mueran con este signo de amor no sufrirán el fuego eterno".
La promesa de nuestra Santa Madre se extendió por el mundo entero. Todos, gente de toda forma de vida, papas, obispos, reyes y pueblo llano proclamaron la bondad de Nuestra Señora y solicitaron el Escapulario Marrón Carmelitano, que ya había hecho numerosos milagros y prodigios.
A partir de esta misericordiosa intervención de la Madre de Dios, la Orden Carmelita floreció, acrecentando en toda la Iglesia Católica la devoción a la Santísima Virgen.
Tres estrellas del Carmelo, entre muchas, brillarán por siempre en el firmamento de la Iglesia: Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Santa Teresita del Niño Jesús.
La segunda promesa del Escapulario, conocida como "Privilegio Sabatino" fue hecho por Nuestra Señora al Papa Juan XIII. Prometió a los que llevasen el Escapulario, en el momento de la muerte:
"Como una Madre tierna, descenderé al Purgatorio el sábado después de su muerte y les conduciré a las mansiones celestiales de la vida eterna".
El escapulario, como sacramental de la Iglesia, tiene la misión de llevar a los fieles a una especial relación con María. Llevarlo supone vivir con María como verdadera madre nuestra que Ella es.
A. M. D. G.
Una estupenda reflexión sobre "el mal menor"
sábado, 13 de julio de 2013
jueves, 11 de julio de 2013
miércoles, 3 de julio de 2013
Mensaje de la Virgen María Reina de la Paz, desde Medjugorje del 2 de julio de 2013
"Queridos
hijos, con amor materno les ruego: entréguenme sus corazones para
poder ofrecerlos a mi Hijo y liberarlos, liberarlos de todo aquel mal
que, cada vez más, los aprisiona y los aleja del único bien, de mi Hijo,
liberarlos de todo lo que los lleva por el camino equivocado y les
quita la paz. Yo deseo conducirlos a la libertad prometida por mi Hijo,
porque quiero que aquí se cumpla plenamente la voluntad de Dios. Para
que por medio de la reconciliación con el Padre Celestial, a través del
ayuno y la oración, nazcan apóstoles del amor de Dios, apóstoles que,
libremente y con amor, difundirán el amor de Dios a mis hijos, apóstoles
que difundirán el amor de la confianza en el Padre Celestial, y abrirán
las puertas del Paraíso. Queridos hijos, ofrezcan a sus pastores la
alegría del amor y del apoyo, que mi Hijo ha pedido a ellos dárselos a
ustedes. ¡Les agradezco!
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