de la Eucaristía y de la oración (los
docetas),
por no confesar que la
Eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo,
la que padeció por
nuestros pecados,
la que el Padre, en su
bondad, ha resucitado."
Carta de San Ignacio de
Antioquía a los de Esmirna,
6:2; 6 años después de Cristo
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