Meditamos en el pensamiento de San
Epifanio años 310-403
Obispo de Chipre. Uno de los obispos
orientales de mayor autoridad por su caridad, sus milagros, el impulso dado al
monacato y por su lucha contra las herejías. Hombre santo. Su libro más conocido es el
Panarion, escrito entre 374 y 377, forma una guía para tratar con heréticos.
A continuación leemos su Homilia V sobre
las alabanzas de la Madre de Dios:
¿Que dire? ¿Como
hablaré de la ilustre y Santa Virgen? Ya que exceptuando sólo a Dios, ella es
superior a todos; mas bella por naturaleza que los mismos querubines, los
serafines y toda la milicia angélica. Por lo cual, ninguna lengua es
suficiente, ni en la tierra ni en el cielo, para cantar sus alabanzas.
Virgen bienaventurada,
paloma pura y esposa celestial, María, cielo, templo y trono de la divinidad, a
ti te pertenece Cristo, sol resplandeciente del cielo y de la tierra. Nube
luminosa, que has recibido del cielo, para iluminar a la tierra, su sol más
brillante: Cristo.
Salve, llena de
gracia, puerta del cielo, de quien evidente y claramente habla el profeta
cuando en el Cantar de los cantares exclama: "Eres un jardín cerrado,
hermana mía, esposa mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada". La
Virgen es el lirio inmaculado que engendró la rosa inmarcesible, Cristo. ¡Santa
Madre de Dios, oveja inmaculada que has dado a luz al Cordero, a Cristo, el
verbo encarnado en ti!
El prodigio admirable
¡Oh Virgen Santísima,
que has causado la admiración de los ejércitos angélicos! Es un prodigio
admirable ver en los cielos una mujer vestida de sol, llevando la luz en sus
brazos; es un prodigio que causa la admiración de los cielos el que el seno de
la Virgen lleve al Hijo de Dios; es un prodigio que causa la admiración de los
cielos ver al Señor de los ángeles hecho hijo de la virgen.
Los ángeles acusaban a
Eva, mas ahora glorifican a María que levantó a Eva caída e introdujo a Adán en
el cielo después de haber sido expulsado del paraíso. Ella es la mediadora del
cielo y de la tierra, que realizó la unión entre ambos.
La gracia de María
La gracia de la
santísima Virgen es inmensa. De ahí que Gabriel comienza por saludarla
diciendo: "Salve, llena de gracia", tú que eres un cielo
resplandeciente. "Salve, llena de gracia", tú que eres una urna de
oro que contiene el maná celestial. "Salve llena de gracia", que
sacias a los sedientos con la dulzura de la fuente perenne. "Salve",
santísima Madre Inmaculada que engendraste a Cristo, que existía antes que tú.
"Salve", púrpura regia que vestiste al Rey del cielo y de la tierra.
"Salve", libro profundísimo, que diste a leer al mundo el Verbo, Hijo
del Padre
Fuentes:
Concluimos elevando oraciones hacia nuestra
Bendita Madre:
Dios te salve María, llena eres de gracia
El Señor es contigo, bendita tu eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
-Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y
en la hora de nuestra muerte,
Amén.
Dios te salve, Reina y Madre de
misericordia, vida y dulzura y esperanza
nuestra: Dios te salve. A ti llamamos
los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este
valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos y, después de este
destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce
Virgen María!
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
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