Cuántas veces siendo niño te recé,
con mis besos te decía que te amaba.
Poco a poco con el tiempo,
olvidándome de Ti,
por caminos que se alejan me perdí.
Hoy he vuelto Madre a recordar,
cuántas cosas dije ante tu altar
y al mirarte puedo comprender
que una Madre no se cansa de esperar.
Al regreso me encendías una l...uz.
Sonriendo desde lejos me esperabas,
en la mesa la comida
aun caliente y el mantel
y en tu abrazo mi alegría de volver.
Aunque el hijo se alejara del hogar
una madre siempre espera su regreso,
que el regalo más hermoso que a los hijos da el Señor
es su madre y el milagro de su amor.
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna
San Fco de Asis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario