Autor: Xavier Villalta
Fue elegido papa bajo el reinado del emperador Diocleciano, quien, influenciado por las creencias cristianas de su esposa, mantuvo en un primer momento un tratamiento benévolo hacía los cristianos.
Esta situación cambió cuando, en febrero de 303, el emperador Diocleciano persuadido por su césar Galerio, emitió un edicto contra la cristiandad por el que se expulsaba a los cristianos del ejercito, se confiscaron las propiedades de la Iglesia cerrándose o destruyéndose sus templos, se profanaron y quemaron los libros y vasos sagrados para, finalmente, tras dos incendios en el palacio del emperador cuya autoría se atribuyó a los cristianos, sentenciar a muerte a los que no apostataran de su fe.
Durante esta persecución Marcelino fue acusado por los donatistas de haber ofrecido sacrificios e incienso a los dioses paganos y de haber entregado los libros sagrados a las autoridades romanas. Estas acusaciones fueron posteriormente rebatidas por San Agustín de Hipona.
Murió el 26 de abril de 304, según la tradición cristiana fue martirizado tras ordenar Diocleciano que fuera decapitado.
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