Por distintas circustancias, desde hace dos años la vida nos está poniendo a mi familia y a mi muchos problemas por delante, problemas que son pruebas que el Señor nos pone y que asumimos en la plena confianza que Él sabe que es lo mejor para nosotros, aunque a veces la cruz nos pesa tanto, que creemos que no vamos a poder seguir llevándola... El último de esos problemas ha sido la comunicación de pérdida de mi trabajo. Desde el viernes pasado he de reconocer que ando traspuesta, están siendo días de muchas decisiones, duras, muy duras, pero que estamos encajando, seguros, de que una vez que se vayan colocando las cosas en su lugar, serán para mejor. Decía San Agustín que Dios muchas veces no te concede lo que necesitas para concederte lo mejor. Y en ello estamos. Seguro que todo esto era necesario para cerrar un capítulo de nuestra vida y empezar de cero de nuevo, animados y Confiados en la Divina Providencia que sabe mucho mejor que nosotros lo que nos es más necesario y bueno. Os explico todo esto para humildemente pediros perdón por haber tenido el blog sin actualizar, se que muchos nos leéis y que a través de estos escritos diarios, caminamos todos los días un pasito más a Nuestros Amados María y Jesús. Muchas gracias por vuestras visitas y por estar ahí.Gracias a mis hermanos de Madrid y Barcelona, un apoyo y bastión en nuestra vida, en los momentos felices y en los duros -de estos ultimamente muchos -, ángeles que Dios puso en mi camino hace poco más de una año. impulsores de este blog que tantas satifacciones para mayor gloria de Dios, me está dando. Gracias de todo corazón : Os tengo en mis oraciones
El Señor brinda piedad y bendiciones a todos sus hijos. Su
presencia fortalece para levantarnos cuantas veces caigamos.
El Señor es redentor.
Reina en los corazones con libertad.
Limpia el interior, despoja lo que martiriza la
vida. El Señor se deja sentir y ofrece
paz. Acompaña a los
que siguen con esperanza y confianza. No
desprecia a sus hijos, al abatido provee aliento y sostén.
Quienes habitan en El, gozan vida en abundancia.
No hay día malo para quienes tenemos al Señor.
Cuando nos encomendamos, crecemos al someternos
incondicionalmente a su voluntad.
Resultamos importante al Señor, por eso, envió a su Hijo a morir por
nosotros. Al perdonar
nuestras ofensas, enseña a perdonar a los que nos ofenden.
Para ver al Señor, necesitamos santidad, sin
paz y bendiciones, jamas estaremos sanos y nada de pretender alcanzar
las alturas. Crecerás en el Señor hasta donde desees, El se da a
nosotros, tu eres elegido y El nuestro Dios.
Abramos el corazón y dispongamosnos ser cada vez mas
parecido al Señor.
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