"Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora
y que el Señor pagará todo lo que se hace por él,
aunque sea regalar a otro un vaso de agua".
San Gabriel de la Dolorosa.
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