Yo te pido, Señor, como a un amigo
que estés siempre sentado a nuestra mesa,
que compartas el pan y la alegría
y también el pesar y la tristeza.
Yo te pido, Señor, que hagas más leves
los dolores del cuerpo y los del alma,
que en familia sepamos consolarnos
y que en las discusiones pongas calma.
Somos, Señor, familia que camina,
que lucha, que trabaja, que protege,
que mira esperanzada hacia el futuro,
porque de ti se nutre y fortalece.
Danos, con el milagro de la vida,
la fe, con la humildad y la alegría.
Somos familia que camina unida,
agradeciendo el sol de cada día.
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