Santa Claus, o Papá Noel, no es un personaje que haya salido
completamente del comercio navideño. Santa Claus tiene su origen en un
santo que existió realmente y fue un obispo generoso.
Santa Claus es, en cierto modo, la representación moderna de San Nicolás de Mira, un santo del Siglo IV. Nicolás era originario del Asia Menor, territorio que actualmente ocupa Turquía. Desde niño se destacó por su carácter generoso y alegre. Cuando creció, heredó la cuantiosa fortuna de sus padres, misma que distribuyó entre la gente pobre. Posteriormente, dejó su ciudad natal, Patara, para ir a la ciudad de Mira. Ahí se ordenó sacerdote y llegó a ser obispo.
Durante su episcopado, Nicolás fue encarcelado durante una persecución de cristianos. Pasado un tiempo, y cuando el cristianismo fue aceptado, el emperador Constantino lo liberó. También participó en el Concilio de Nicea (325), donde defendió el dogma trinitario y el de la divinidad de Cristo.
A pesar de su vejez, Nicolás nunca dejó de defender y ayudar a los más pobres. Son famosos sus actos de caridad. Por ejemplo, una vez ayudó a tres muchachas que estaban por casarse, a conseguir la dote para el matrimonio. Nicolás arrojó unos sacos de monedas por la chimenea de la casa. Estos regalos cayeron en las medias de las muchachas, que estaban secándose junto al fuego. De esta anécota procede la creencia de que Santa Claus deja los regalos en las medias junto a la chimenea.
LA FAMA DE SAN NICOLÁS
Nicolás no dejó de tener aventuras, aún después de haber muerto. Sus restos fueron cambiados de la ciudad de Mira a la de Bari, en Italia, debido a la invasión musulmana de Asia Menor. Durante este viaje por mar, Nicolás se convirtió en patrono de los marineros.
Fueron los hombres de mar quienes dispersaron por Europa la devoción a San Nicolás. Así, los hechos y carisma de este santo fueron conocidos en muchas ciudades de Europa, bastando decir que Nicolás fue uno de los santos más venerados durante la Edad Media.
Tradicionalmente se celebra el día de San Nicolás el 6 de diciembre, fecha próxima a la Navidad. Debido a esta cercanía, la fiesta de San Nicolás adquirió un tono preparatorio para la fiesta del nacimiento de Cristo. Por tanto, Nicolás empezó a ser asociado a esta fiesta cristiana. Teniendo en la memoria la generosidad del santo y la proximidad de la Navidad, algunos cristianos comenzaron a dar regalos a los niños durante estas fechas. Primeramente los regalos se daban el 6 de diciembre. Posteriormente, los regalos eran entregados el día de Navidad.
DE SAN NICOLÁS A SANTA CLAUS
Nicolás era bien conocido en Europa en la plenitud de la Eda Media. Para recordar su generosidad y dar alegría a los niños, algunos cristianos representaron a San Nicolás vestido como un obispo y montando un caballo blanco que llegaba el 6 de diciembre a repartir regalos a los pequeños. Esta representación de San Nicolás se llevaba a cabo en Holanda. En el habla popular de ese país “San Nicolás” se dice “Sinter Klaas”.
La fiesta de San Nicolás se extendió a otros países del norte y centro de Europa, y llegado su tiempo, también se extendió a América gracias a los inmigrantes que llegaron al Nuevo Mundo. Fue aquí, en los Estados Unidos, que San Nicolás se transformó en Santa Claus. Desde 1624, los holandeses se establecieron en el territorio que hoy ocupa la Ciudad de Nueva York. Llevaron consigo su idioma, cultura y tradiciones, entre ellas la de la fiesta de San Nicolás.
Posteriormente, en 1809, el escritor estadounidense Washington Irving, escribió una historia que incluía la antigua tradición holandesa de la fiesta de San Nicolás. También el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema en el que “Sinter Klaas” regalaba juguetes a los niños en la víspera de Navidad. No fue sino hasta 1863 que Santa Claus tomó la forma que conocemos gracias al caricaturista alemán Thomas Nast, quien representó a Santa Claus con su típico traje rojo y blanco.
LOS SÍMBOLOS DE SANTA CLAUS
Recordemos que el origen de Santa Claus está en San Nicolás, obispo de Mira. Si se quiere, se puede decir que Santa Claus es una representación burda que recuerda a este santo obispo. Por tal dignidad, el Santo era representado con vestimentas de color rojo. Es así que las ropas de Santa Claus son de este color, pues recuerda a las de un obispo.
Santa Claus también es símbolo de la generosidad. De ahí su bolsa de regalos. Su gordura se puede interpretar como símbolo de prosperidad. Naturalmente, no todos los símbolos de Santa Claus son de origen cristiano. Algunos elementos tienen un origen pagano; por ejemplo: la forma del traje recuerda a aquél que usaban los sacerdotes nórdicos del sol, y el típico gorro se usa en los países del norte de Europa.
Es así que Santa Claus es un símbolo navideño que tiene al cristianismo y la vida de San Nicolás como fundamentos. Cada vez que veamos a Santa Claus, recordemos a su contraparte que verdaderamente existió y dio testimonio de Cristo con una vida generosa y fiel.
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Santa Claus es, en cierto modo, la representación moderna de San Nicolás de Mira, un santo del Siglo IV. Nicolás era originario del Asia Menor, territorio que actualmente ocupa Turquía. Desde niño se destacó por su carácter generoso y alegre. Cuando creció, heredó la cuantiosa fortuna de sus padres, misma que distribuyó entre la gente pobre. Posteriormente, dejó su ciudad natal, Patara, para ir a la ciudad de Mira. Ahí se ordenó sacerdote y llegó a ser obispo.
Durante su episcopado, Nicolás fue encarcelado durante una persecución de cristianos. Pasado un tiempo, y cuando el cristianismo fue aceptado, el emperador Constantino lo liberó. También participó en el Concilio de Nicea (325), donde defendió el dogma trinitario y el de la divinidad de Cristo.
A pesar de su vejez, Nicolás nunca dejó de defender y ayudar a los más pobres. Son famosos sus actos de caridad. Por ejemplo, una vez ayudó a tres muchachas que estaban por casarse, a conseguir la dote para el matrimonio. Nicolás arrojó unos sacos de monedas por la chimenea de la casa. Estos regalos cayeron en las medias de las muchachas, que estaban secándose junto al fuego. De esta anécota procede la creencia de que Santa Claus deja los regalos en las medias junto a la chimenea.
LA FAMA DE SAN NICOLÁS
Nicolás no dejó de tener aventuras, aún después de haber muerto. Sus restos fueron cambiados de la ciudad de Mira a la de Bari, en Italia, debido a la invasión musulmana de Asia Menor. Durante este viaje por mar, Nicolás se convirtió en patrono de los marineros.
Fueron los hombres de mar quienes dispersaron por Europa la devoción a San Nicolás. Así, los hechos y carisma de este santo fueron conocidos en muchas ciudades de Europa, bastando decir que Nicolás fue uno de los santos más venerados durante la Edad Media.
Tradicionalmente se celebra el día de San Nicolás el 6 de diciembre, fecha próxima a la Navidad. Debido a esta cercanía, la fiesta de San Nicolás adquirió un tono preparatorio para la fiesta del nacimiento de Cristo. Por tanto, Nicolás empezó a ser asociado a esta fiesta cristiana. Teniendo en la memoria la generosidad del santo y la proximidad de la Navidad, algunos cristianos comenzaron a dar regalos a los niños durante estas fechas. Primeramente los regalos se daban el 6 de diciembre. Posteriormente, los regalos eran entregados el día de Navidad.
DE SAN NICOLÁS A SANTA CLAUS
Nicolás era bien conocido en Europa en la plenitud de la Eda Media. Para recordar su generosidad y dar alegría a los niños, algunos cristianos representaron a San Nicolás vestido como un obispo y montando un caballo blanco que llegaba el 6 de diciembre a repartir regalos a los pequeños. Esta representación de San Nicolás se llevaba a cabo en Holanda. En el habla popular de ese país “San Nicolás” se dice “Sinter Klaas”.
La fiesta de San Nicolás se extendió a otros países del norte y centro de Europa, y llegado su tiempo, también se extendió a América gracias a los inmigrantes que llegaron al Nuevo Mundo. Fue aquí, en los Estados Unidos, que San Nicolás se transformó en Santa Claus. Desde 1624, los holandeses se establecieron en el territorio que hoy ocupa la Ciudad de Nueva York. Llevaron consigo su idioma, cultura y tradiciones, entre ellas la de la fiesta de San Nicolás.
Posteriormente, en 1809, el escritor estadounidense Washington Irving, escribió una historia que incluía la antigua tradición holandesa de la fiesta de San Nicolás. También el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema en el que “Sinter Klaas” regalaba juguetes a los niños en la víspera de Navidad. No fue sino hasta 1863 que Santa Claus tomó la forma que conocemos gracias al caricaturista alemán Thomas Nast, quien representó a Santa Claus con su típico traje rojo y blanco.
LOS SÍMBOLOS DE SANTA CLAUS
Recordemos que el origen de Santa Claus está en San Nicolás, obispo de Mira. Si se quiere, se puede decir que Santa Claus es una representación burda que recuerda a este santo obispo. Por tal dignidad, el Santo era representado con vestimentas de color rojo. Es así que las ropas de Santa Claus son de este color, pues recuerda a las de un obispo.
Santa Claus también es símbolo de la generosidad. De ahí su bolsa de regalos. Su gordura se puede interpretar como símbolo de prosperidad. Naturalmente, no todos los símbolos de Santa Claus son de origen cristiano. Algunos elementos tienen un origen pagano; por ejemplo: la forma del traje recuerda a aquél que usaban los sacerdotes nórdicos del sol, y el típico gorro se usa en los países del norte de Europa.
Es así que Santa Claus es un símbolo navideño que tiene al cristianismo y la vida de San Nicolás como fundamentos. Cada vez que veamos a Santa Claus, recordemos a su contraparte que verdaderamente existió y dio testimonio de Cristo con una vida generosa y fiel.
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