viernes, 28 de diciembre de 2012
Los Santos Inocentes. Mateo 2, 13-18. Fiesta de los Santos Inocentes. Amor y dolor unidos a la vida de María.
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se
le apareció en sueños a José y le dijo: "Levantate, toma al niño y a su
madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque
Herodes va a buscar al niño para matarlo". José se levantó, y esa
misma noche tomó al niño y a su madre y partió a Egipto, donde
permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo
el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. Cuando
Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se
puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos
los niños menores de dos años. conforme a la fecha que los magos
le habían indicado. Así se cumplieron las palabras del profeta
Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y
lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la
consuelen, porque ya están muertos.
Oración introductoria
Dios mío, creo en Ti, confío en tu bondad y en tu misericordia. Guía
este rato de meditación porque sabes que soy débil y fácilmente me
hago sordo a tu voz.
Petición
Señor, soy tuyo, a Ti me entrego con todo lo que soy y lo que
tengo.
Meditación del Papa
El nacimiento de cada niño lleva consigo algo de este misterio! Lo
saben bien los padres, que lo reciben como un don y que, a
menudo, hablan así de él. A todos nos ha pasado oír decir a un
papá y a una mamá: "¡Este niño es un regalo, un milagro!". En
efecto, los seres humanos viven la procreación no como un mero
acto reproductivo, sino que perciben su riqueza, intuyen que cada
criatura humana que se asoma a la tierra es el “signo” por excelencia
del Creador y Padre que está en los cielos. ¡Qué importante es,
entonces, que cada niño, al venir al mundo, sea acogido por el calor
de una familia! No importan las comodidades exteriores: Jesús nació
en un establo y como primera cuna tuvo un pesebre, pero el amor
de María y de José le hizo sentir la ternura y la belleza de ser amado.
De esto necesitan los niños: del amor del padre y de la madre. Esto
es lo que les da seguridad y lo que, al crecer, permite el
descubrimiento del sentido de la vida. La santa Familia de Nazaret
atravesó muchas pruebas, como esa – recordada en el Evangelio
según san Mateo – de la "matanza de los inocentes", que obligó a
José y María a emigrar a Egipto. Pero, confiando en la divina
Providencia, encontraron su estabilidad y aseguraron a Jesús una
infancia serena y una educación sólida. (Benedicto XVI, 1 de enero de
2011).
Reflexión
Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes
padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo,
son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo. Este Bautismo
de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del
Bautismo sin ser sacramento (Catecismo Universal de la Iglesia
Católica, nº 1258).
A los cuarenta días de haber nacido, María y José llevaron a Jesús al
Templo para presentarlo al Señor. En esta ocasión Simeón les dijo:
“Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para
ser señal de contradicción” - y dirigiéndose a María: “¡y a ti misma
una espada te atravesará el alma!” (Lc 2, 34).
Esta profecía pronto se iba cumpliendo, aquí en particular, por las
circunstancias que motivaron la huida de la Sagrada Familia a Egipto.
En el corazón de Herodes se habían despertado recelos contra su
nuevo contrincante. Es verdad, Jesucristo era un Rey, y vino para
reinar. Sin embargo, su estilo de reinar iba a ser muy diferente: vino
a reinar sirviendo.
Pero no hubo tiempo para darle explicaciones a Herodes. San José
actuó como hubiese actuado todo buen padre de familia: sin hesitar
llevó a los suyos hacia un lugar donde estaban seguros. Y ahí los iba
manteniendo - cosa que no era fácil, porque todo refugiado suele
ser despreciado.
Por otra parte, el corazón de María sufrió una de las primeras
heridas que la espada profetizada le iba a deparar. Le debió de haber
dolido profundamente este rechazo y esta enemistad a muerte, que
desde el inicio se habían desatado en su propio pueblo contra su
Hijo divino. Al conocer después el hecho de la matanza de los
inocentes Ella habrá ofrecido sus purísimas lágrimas a Dios en
reparación por tan grande ofensa. Amor y dolor siempre estaban
muy unidos en la vida de María.
Propósito
Apoyar directamente o con mi oración, las asociaciones que luchan
a favor de la defensa de la vida.
Diálogo con Cristo
Jesús mío, a muchos escandaliza la reacción de Herodes al matar a
tantos inocentes. Tristemente hoy, en nuestra sociedad marcada por
la cultura de la muerte, ocurre lo mismo. Pocos reaccionan ante la
muerte injusta de millones de niños en el vientre de su propia
madre. Ayúdame a defender siempre la vida, que haga lo que me
toca hacer: orar por las madres que han perdido el sentido de su
maternidad, orar por los gobernantes que aprueban estos
homicidios para que sepan descubrir el valor y la dignidad de cada
persona.
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