Por José García Velázquez
Para volver a nacer,
necesitan los cristianos
como nuevo amanecer
cada uno su Damasco.
En el Año de la Fe
que en octubre comenzamos,
podemos reverdecer
el amor a los hermanos,
orar con gran interés
para que todos vayamos
siguiendo la cruz de Aquel
que murió para salvarnos...
Después de haber olvidado
donde estaban sus raíces,
de las glorias del pasado
solo quedan cicatrices;
es el momento adecuado
para renovar felices
la lucha con nuevos ánimos,
que Dios siempre nos bendice.
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