viernes, 3 de agosto de 2012
Oraciones para después de la Comunión
Abril 10/09 (12:30 a. m.)
María Santísima dice:
Hijos amados: Orad con mucha reverencia, con mucho
amor, con profundo espíritu de adoración a Jesús cuando
Él haya bajado a vuestros corazones bajo las especies del
Pan y del Vino.
Primera Oración:
“Amado Jesús mío, habéis descendido a mi corazón
para purificarlo. Habéis descendido a mi corazón para
liberarlo de toda atadura. Habéis descendido a mi
corazón para hacer de él un copón de oro, copón de
oro que os contiene. Habéis descendido a mi corazón
para inundarlo de vuestra Paz, para adornarlo con
vuestra presencia. Habéis descendido a mi corazón
para hacer de él vuestra humilde morada, morada
siempre abierta, predispuesta y deseosa en recibiros.
Amado Jesús mío, sé que descendiendo a mi corazón
bajo las especies del Pan y del Vino vuestro
Sacratísimo Corazón se une al mío, vuestros latidos se
confundirán sin cesar con los míos. Os amo con
infinito amor y con esmerada ternura. Os glorifico y os
doy todo el respeto, la adoración que como Dios os
merecéis. Amén.”
2ª Oración:
Jesús amado, haced de mi corazón vuestra humilde
cuna de paja, cuna en la que halléis descanso, cuna en
la que os caliente con mis humildes pajas de mi
pureza, con mis humildes pajas de mi conversión.
Jesús amado descansad en mí. Sentíos bien amado y
bienvenido. Añoraba este precioso momento de
recibiros; recibiros porque sois mi Amo, mi Señor y mi
Rey. Haced de mi corazón vuestro trono; trono en el
que reinéis en mi vida; vida que con vuestra presencia
es transformada, moldeada. Jesús amado, mi corazón
es embellecido porque habéis descendido y lo habéis
adornado con vuestra presencia; presencia que aquieta
mi espíritu. Presencia que doma mis ímpetus, domina
mis sentidos. Sentidos abiertos para amaros, para
adoraros y para recrearme con Vos. Jesús amado
escuchad mis susurros de amor. Escuchad mis te amo.
Sentid el palpitar de mi corazón como himnos de
adoración, de alabanza y de gloria porque sois mi
Señor. Sois el Dios vivo que habéis llegado a mi pobre
corazón para habitarlo. Os amo, os adoro, os glorifico
y me enternezco ante la calidez de vuestra sutil
presencia. Amén.
3ª Oración:
Jesús: Cómo no deciros que os amo si habéis llegado a
mi corazón a purificarlo. Cómo no deciros que os amo
si hacéis de mi corazón un tabernáculo vivo para
vuestro Amor. Gracias os doy porque rebosáis mi
corazón con vuestro Amor Divino. Amor que me
impulsa a adoraros con gran reverencia y respeto
porque lo merecéis todo. Cómo no deciros que os amo
si me alimentáis con vuestro Cuerpo y vuestra Sangre
calando en la profundidad de mi ser; ser que es
transverberado por vuestros rayos de luz. Luz que
hace que ilumine la profundidad de mi corazón y os
descubra, os sienta. Gracias infinitas os doy porque mi
corazón en estos momentos en que habéis descendido a
él en el Pan consagrado es transformado en un
Sagrario; concededme el don de amaros, aún, más; de
adoraros como os adoran los Santos Ángeles en el
Cielo, de rendiros la misma gloria como cuando María
os glorificaba y os adoraba cuando os llevaba en su
vientre virginal. Sé, mi tierno Jesús, que estáis dentro
de mí. Sé, que por misericordia vuestra, me
alimentasteis hoy del Majar del Cielo. Manjar que me
une más a Vos para sentiros. Manjar que me conlleva
a permanecer en Vos y Vos en mí. Amén.
4ª Oración:
Amantísimo Jesús mío: privilegiado soy por el
concederme la gracia de unir mi corazón con el
Vuestro, bajo las especies Sagradas del Pan y del Vino.
Amantísimo Jesús mío: deseaba unir mi corazón al
Vuestro, corazón que palpita de amor cada vez que
llegáis a él para embellecerlo; corazón que palpita de
amor cada vez que llegáis a él para invadirlo de
vuestro celestial perfume, nardo purísimo que hace
que suspire de amor por Vos; corazón que es
embellecido porque es vuestra Divinidad que se funde
con lo humano. Amantísimo Jesús mío: os adoro a
imitación de María. Beso vuestras Santas Llagas, me
sumerjo en vuestro Sacratísimo Costado para
descansar en Vos. Amantísimo Jesús mío: tomad mis
palabras como bellos himnos; himnos tocados con
maestría, himnos cantados melodiosamente porque
sois el ruiseñor del Cielo que habéis llegado a mi
corazón para alegrarlo con vuestra presencia. Si en mi
pobre corazón hay algo que no os agrade purificadlo
con una gota de vuestra Preciosísima Sangre. No soy
digno en recibiros, pero hacedme digno amantísimo
Jesús mío. Amén.
5ª Oración:
Jesús mío, mi delirio de amor, gracias os doy por
haber llegado a mi corazón a tomar posesión de él
como vuestra morada. Necesitaba sentiros en la
profundidad de mi corazón; corazón que deseaba
ardientemente dejarme poseer; corazón que anhelaba
ser abrasado por la llama de vuestro Amor Divino.
Encended en mí deseos de adoraros con la misma
reverencia con que os adoraban las almas que ya se
encuentran y gozan de vuestra presencia en el Cielo,
con el mismo ímpetu, con la misma fuerza y con el
mismo amor como os adoraba María, Madre de la
adoración y de la reparación. Consumidme, amante
mío, en un éxtasis de amor. Os entrego mis tres
potencias: cuerpo, alma y espíritu para que las unáis a
vuestra soberana presencia y hagáis de mí un reflejo
de vuestra luz acá en la tierra. Sois la razón por la cual
vivo. Sois el desvelo de mis ojos y la fijación de mis
pensamientos. Habéis llegado a mi corazón bajo la
humilde apariencia de la Hostia Consagrada. Hostia
Consagrada que da pureza a mi corazón, brillo a mi
alma y agilidad a mi espíritu; espíritu que ha de volar
hacia el Cielo para unirse por eternidad de eternidades
con todos los demás seres angelicales que desde allá os
alaban, os adoran, os glorifican porque sois el Dueño y
Señor del Cielo y de la tierra. Mi corazón os pertenece,
mi Jesús amado. Os arropo con mi mirada, os arrullo
con mis latidos y os balbuceo con infinidad de te amo,
porque sois mi deleite, sois mi Creador, sois el amor
por el cual vivo. Amén.
libro Maria madre del buen consejo
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